La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán cree que la caída de un helicóptero en el oeste del país, que hoy causó la muerte de diecisiete soldados españoles, se debió a un accidente.
La OTAN ha anunciado una investigación, mientras el ministro de Defensa de España, José Bono, no descarta que el helicóptero pudiera haber sido abatido.
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La ISAF "piensa que (la caída) es resultado de un accidente, pero no prejuzga las investigaciones", indicó en un comunicado leído en Kabul el portavoz de Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán (ISAF), dependiente de la ONU, el comandante Andy Elmes.
Según Bono, "en un primer momento se consideró exclusivamente la hipótesis del accidente, pero a la vista de una fotografía que nos han hecho llegar, hemos visto que se trataba de una zona muy montañosa, pero el impacto se ha producido en una llanura" lindante, precisó Bono.
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El ministro descartó que el siniestro ocurrido a 22 km al sur de Herat (oeste de Afganistán), se haya debido a una colisión entre el helicóptero accidentado, un Cougar de las Fuerzas Armadas españolas, y otro aparato similar, también con militares españoles a bordo, pues justamente fue el que alertó de lo ocurrido tras efectuar un aterrizaje de emergencia.
Es conocida la actividad de rebeldes talibanes contra las fuerzas de la ISAF en Afganistán, donde en junio derribaron un helicóptero estadounidense matando a sus 16 ocupantes.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dio el martes instrucciones al ministro Bono para que se dispongan "máximas garantías de certeza y seguridad" en las tareas de identificación y repatriación de los 17 militares que murieron en Afganistán, de los cuales once eran soldados.
Diez de los fallecidos eran oriundos de Galicia (noreste).
Estas precauciones del gobierno socialista no son ajenas a uno de los mayores escándalos del gobierno conservador de José María Aznar a raíz del accidente, el 26 de mayo del 2003 en Turquía, de un Yakolev-42 que traía a casa a 62 militares españoles procedentes de Afganistán.
En medio de la prisa para repatriar los cadáveres de los uniformados, al menos 30 cuerpos fueron mal identificados.
En una declaración que el propio Zapatero leyó a la prensa en La Moncloa, expresó el "profundo pesar del gobierno español" por la muerte de quienes "dieron su vida para defender la libertad y la paz".
Gobierno decreta dos días de luto
Zapatero, que interrumpió sus vacaciones en la islas Canarias (suroeste) y regresó a Madrid, mantuvo una reunión con el jefe del JEMAD, general Félix Sanz Roldán y con el ministro de Defensa, que luego viajó a Afganistán con un equipo de expertos forenses y jurídicos militares para realizar los trámites de identificación y repatriación.
El gobierno decretará dos días de luto oficial cuando los cuerpos lleguen a España.
Cinco militares españoles resultaron heridos en el helicóptero que hizo un aterrrizaje de emergencia, pero "ninguno de gravedad", dijo Bono.
Unos 850 militares españoles están desplegados en la provincia de Herat con la misión de garantizar la seguridad ante las próximas elecciones parlamentarias afganas del 18 de septiembre.