Los ladrones emplearon tres meses para excavar un túnel bajo una avenida pavimentada de una ciudad del noreste de Brasil y tras romper las bóvedas del Banco Central se llevaron la mayor cantidad de dinero jamás robada en este país.
  
La operación realizada el lunes que les valió 156 millones de reales (67,8 millones de dólares) fue asombrosamente parecida a otro robo el año pasado en el que los delincuentes se llevaron un millón de dólares de una empresa en Sao Paulo que transporta dinero para los bancos.
  
Ahora la policía sospecha que los dos asaltos fueron ideados por la misma cabeza.
  
Los ladrones que tomaron esa cantidad de dinero que estaba en las bóvedas de la institución bancaria nacional en Fortaleza, a 2.500 kilómetros al noreste de Sao Paulo, forman  un grupo altamente sofisticado, dijo por teléfono Sabrina Albuquerque, portavoz de la policía federal.
  
Albuquerque dijo que no se disparó un solo tiro, al revelar que si bien ninguno de los bandidos ha sido arrestado, ya han sido identificados por lo menos ocho sospechosos.
  
El Banco Central ha iniciado su propia investigación interna.
    
Estamos investigando varias características del robo, entre ellas por qué las cámaras de televisión y detectores de movimientos dentro de la bóveda no funcionaron. Queremos saber si los ladrones tuvieron ayuda desde dentro, dijo Beatriz Dornelles, portavoz del Banco Central.
  
El robo ocurrió entre las 18:00 horas del viernes y las 8:00 de la mañana del lunes, cuando el banco fue abierto tras el fin de semana.
  
Los ladrones abrieron cinco cajas fuertes repletas de billetes usados de 50 reales (22 dólares) recogidos de bancos locales para inspección. Los billetes en buenas condiciones iban a ser devueltos al sistema bancarios y los gastadas serían quemados.
  
A la banda le tomó tres meses construir el túnel de 80 metros de extensión y 70 centímetros de altura desde una casa cercana al banco que arrendaron, dijo Albuquerque.
  
A cuatro metros de profundidad debajo del piso de las bóvedas, el túnel tenía sus paredes cubiertas de madera y placas de plástico y contaba con luz eléctrica.
  
Dentro del túnel, la policía encontró tenazas, cortadores, perforadores, una sierra eléctrica y un soplete utilizados aparentemente para perforar el 1,10 metro de espesor de la bóveda de concreto armado reforzado con acero, dijo la portavoz.
  
También informó que los ladrones habían remodelado la casa y colocado un cartel que la identificaba como sede de una empresa de paisajes que vendía plantas y grama natural y sintética.
    
Nunca los vi vendiendo cosa alguna y de hecho nunca vi planta ninguna o grama a la venta en esa casa, dijo por teléfono Richard Chamberlain, propietario de una tienda de libros usados cerca de la casa arrendada por la banda.
    
No se cuánta gente trabajó en esa casa, pero podría decir que eran más de cinco, comentó.   El hombre que parecía el propietario del lugar era una persona amable que a veces pagaba una ronda de cerveza en un bar cercano, dijo.
    
Era un tipo alto, calvo, que no se afeitaba y que por su acento podría ser del sur, tal vez de Sao Paulo, dijo Chamberlain.   Decididamente, no era de Cerá ni del noreste brasileño.
  
Afirmó que nunca escuchó ruido alguno que indicase que estaban construyendo un túnel o que algo sospechoso estaba ocurriendo.
    
El túnel fue excavado debajo de una de las más agitadas y bulliciosas avenidas de la ciudad, de modo que sería difícil detectar algo inusual, dijo.
  
El robo de fortaleza fue casi una copia al carbón de otro ocurrido el año pasado en Sao Paulo. Según el diario O Estado de Sao Paulo ambos podrían haber tenido por mentor a Mosies Teixeira da Silva, un ladrón de bancos convicto que está prófugo.
  
Da Silva cumplía en 2001 una prisión de 25 años y junto con otros cien presos excavó el túnel que los llevaría fuera de la prisión del ahora demolido penal de Carandirú.
  
En octubre del año pasado, una banda al parecer encabezada por Da Silva excavó un túnel hasta la empresa que transporta dinero para los bancos y se llevó 4,7 millones de reales (1,6 millón de dólares).
  
Por lo menos ocho personas disfrazadas de monos y payasos con máscaras irrumpieron en el baño de la empresa Transporte de Valores Nordeste después de excavar un túnel de 120 metros desde una casa vecina.
  
Blandiendo rifles semi automáticos AK-47 los ladrones obligaron a 75 obreros que contaban el dinero para cajeros automáticos a embolsar el efectivo. Escaparon a través del túnel después de permanecer en el edificio sólo 10 minutos.
  
El mayor robo bancario anterior tuvo lugar en 1999 cuando los ladrones se llevaron 37 millones de reales de un banco de Sao Paulo, unos 16 millones de dólares al cambio actual.