Greenpeace cerró un camino abierto clandestinamente por taladores ilegales de madera en una reserva amazónica de Brasil, dijo el grupo este miércoles.

Los activistas construyeron una puerta y la cruzaron sobre una vía en un punto a unos 1.250 kilómetros al norte de Río de Janeiro. La carretera se extiende por unos 135 kilómetros dentro del bosque nacional de Altamira.

Después de desplegar pancartas en que se leía Amazonas, ¿salvarla o destruirla? y Área esperando protección, los activistas pusieron candados y cadenas a la puerta y dijeron que enviaron la llave a funcionarios del Ibama, la agencia nacional de protección ambiental de Brasil.

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Lo que sucedió en el bosque nacional de Altamira es un ejemplo de lo que ocurre con otras áreas de conservación, que enfrentan serias amenazas debido a la precaria situación de las agencias estatales encargadas de la protección de las riquezas del Amazonas, dijo Nilo Dávila, quien dirige la campaña de Greenpeace para proteger la zona alrededor de la autopista interestatal BR-163.

Actualmente, gran parte de la BR-163 es poco más que un camino de barro que se extiende hacia la espesa selva.

Pero los ambientalistas están alarmados con los planes para pavimentar la vía, de forma que la producción de granos, como la soja, de regiones del centro del país puedan salir hacia la exportación a través del puerto amazónico de Santarem.

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Otros caminos pavimentados en Amazonas han atraído a madereros y hacendados, quienes talaron porciones de la selva a cada lado de la vía. Funcionarios del gobierno se han comprometido en hacer cumplir regulaciones para reducir los daños por la BR-163.

Pero Greenpeace afirma que la existencia de la tala ilegal en Altamira muestra que la selva debe ser protegida ante que la carretera sea pavimentada.

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Si ya sin tener la pavimentación, los recursos naturales alrededor de la BR-163 están siendo totalmente destruidos, imagine lo que sucederá con un acceso pavimentado, dijo Dávila.

La selva amazónica brasileña se extiende por 1,6 millón de kilómetros cuadrados, o el tamaño de Europa Occidental. Expertos ambientalistas afirman que cerca de 20% de la selva ya ha sido destruida por la tala, la ganadería y otras actividades.