La visita del presidente Álvaro Uribe que se reunirá  este jueves con George W. Bush en el rancho de Crawford y el nombramiento del ex  presidente Andrés Pastrana como embajador en Washington apuntalan el interés de  Bogotá por conseguir financiación para una segunda fase del Plan Colombia.

En abril durante una visita a Bogotá, la secretaria de Estado Condoleezza  Rice dijo que "el Plan Colombia llega a su fin, pero nuestro compromiso con  Colombia no termina".

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Pastrana fue justamente el autor del Plan Colombia, una iniciativa con un  costo de 7.500 millones de dólares que finaliza 2006, para aunar la cooperación  internacional contra los carteles del narcotráfico y que luego se amplió al  combate a las guerrillas izquierdistas.

Gracias a su empatía con el presidente estadounidense Bill Clinton  (1993-2001), a quien invitó a Cartagena en agosto de 2000, Pastrana consiguió  que Washington se comprometiera a financiar la iniciativa, para la cual entregó  3.300 millones de dólares en los últimos cinco años.

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Esta cifra que supera con creces los menos de 400 millones de dólares  aportados por países de la Unión Europea y Asia. El resto de recursos ha sido  colocado por Colombia.

Uribe, quien busca su reelección en 2006, aspira ahora a que se mantenga  esa colaboración financiera y de asesores. "El país ganó mucho con el Plan  Colombia y eso hay que mantenerlo. El tema será de cómo vamos a continuarlo"  dijo el 1 de julio Uribe, quien aspira a ser reelegido en mayo de 2006.

Pero este interés choca con los reparos de congresistas, especialmente  demócratas, que amenazan con bloquear la ayuda de Washington, a menos que  Colombia garantice el desmantelamiento completo de los grupos derechistas y la  extradición de sus líderes.

La mayor parte de la ayuda ha sido invertida por Colombia en aviones,  helicópteros e insumos comprados a proveedores estadounidenses.

Las aeronaves con las que el Plan Colombia ayudó a fortalecer a las fuerzas  armadas colombianas incluyen 16 helicópteros Black Hawk, 24 Huey II y 33 UH1N.

Estados Unidos también ayudó a repotenciar 11 bimotores OV-10 Broncos de la  Fuerza Aérea Colombiana, entregó ocho aeronaves para fumigación y financió la  creación de batallones especializados en la lucha contra el narcotráfico.

Asimismo, Washington tiene un número no revelado de aviones Awacs,  plataformas de radar volantes, operando desde la base aérea de Tres Esquinas,  en las selvas del sur de Colombia, cerca de la frontera con Ecuador y Perú.

Estados Unidos mantiene ha enviado a militares y civiles para trabajar en  tareas antidrogas y contra la guerrilla en Colombia. Aunque el número exacto se  desconoce, el Congreso estadounidense fijó un tope de 500 contratistas civiles  y 300 militares.