Un centenar de prostitutas atenderán, en el mayor burdel de Alemania y a 25 minutos a pie del estadio de Berlín, a la clientela de todo el mundo que se prevé visite la capital alemana en ocasión del Mundial 2006.

El popular diario "Bild" presenta en su edición de hoy el gran edificio, aún en fase de construcción, que llevará el nombre de "Artemis" y que dispondrá de 60 habitaciones y reservados, con capacidad para 600 clientes.

Además de los servicios de habitaciones, el burdel tendrá barra de bar, salón de baile, sauna, masajes, sex-shop y salas de cine.

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La entrada al local costará 100 euros, sin contar los servicios de sexo, apunta "Bild".

Según el propietario del burdel, el abogado Norman Jacob, "las damas tienen sus tarifas individuales", a partir de 50 euros, sin contar extras.

El burdel abrirá sus puertas en septiembre, tendrá un total de 3.500 metros cuadrados y habrá costado cinco millones de euros.

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La idea de Jacob es acaparar la clientela del Mundial, en un único lugar "más limpio, lujoso y mayor" que la mayoría de los locales de este género repartidos por la ciudad y, además, a apenas 25 minutos a pié del estadio olímpico de Berlín.

La idea del gran burdel es vista con buenos ojos por el sector policial, apunta "Bild", que considera facilitará el control de la prostitución.

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Menos fascinados se muestran los representantes de la iglesia. Veit Hoffmann, un pastor protestante del barrio de Neukoelln, apunta al rotativo que tal flujo de clientes -600- es inhumano y que aconseja a los hombres a buscar a una mujer de su elección fuera de tales "supermercados del sexo".