El grupo que empujó la destitución de Gutiérrez  estuvo conformado básicamente por quiteños. Según sondeos son un movimiento coyuntural.

A los forajidos se los conoció en las calles de Quito hace tres meses. Protestaron durante cinco días de abril en contra del gobierno del ex presidente Lucio Gutiérrez, algunas veces con cacerolas en mano y otras con pancartas y banderas tricolor.

Tras la destitución del ex mandatario se los vio emocionados y se consolidaron como pieza clave de ese hecho, pero el grupo no trascenderá políticamente aseguran directivos de encuestadoras que ya han evaluado la aceptación que el movimiento tiene en el país.

La protesta contra Gutiérrez no fue la única que encabezaron. El 12 de  mayo pasado rodearon las oficinas del Congreso Nacional y solicitaron con gritos la salida de los parlamentarios, que ese día decidieron suspender la sesión para evitar el encuentro con los manifestantes que el 20 de abril anterior los habían agredido, al calor de la marcha que los presionó para que destituyeran al jefe de Estado.

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Según investigaciones realizadas por las encuestadoras Cedatos e Informe Confidencial, los forajidos se constituyen en un movimiento coyuntural. Es decir que podrían resurgir en cualquier momento de inestabilidad política, señaló Carlos Córdova, representante de la primera firma.

Sus integrantes fueron quiteños y de estratos socioeconómicos medio y alto, determinan las encuestas. Según Cedatos, el 40% de esta población se considera forajido, mientras que en Guayaquil solo el 7%. Informe Confidencial destaca el 68% sobre 33%. De ahí también las empresas especialistas en sondeos reflexionan en que fue un movimiento local.

Córdova ratifica las cifras e indica que la mayoría de los manifestantes era de sectores del norte de la Capital, gente que incluso tenía vehículos caros y de marca. Pero, para Paco Velasco, director de radio La Luna, se trata de un “grupo informado y pluriétnico” y no de gente pudiente.

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“Yo diría que en las últimas manifestaciones del 19 y 20 de abril se mostró una participación multiclasista. No hubo estratos populares, superpobres... Estuvo otra capa social, pero son populares. No son estratos marginados o superpauperizados”, agregó.

Velasco restó importancia al resultado de las encuestas en torno al poco respaldo político porque aseguró que el grupo forajido está lejos de convertirse en un movimiento político. Para reflejarlo refirió que el movimiento no tiene un líder que lo dirija, y que las marchas fueron autoconvocadas.

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Córdova; y Santiago Nieto, de Informe Confidencial, concuerdan con Velasco. El primero recuerda que “hubo algunas personas que quisieron sobresalir dentro de ese grupo, pero que fueron rechazadas porque no tuvieron el apoyo”; y el segundo argumenta que incluso después del nombramiento de Palacio, los forajidos querían que el Congreso se vaya. Por lo tanto, es difícil que exista tendencia política.

Y aunque la encuestadora Datanálisis no realizó ninguna investigación sobre los forajidos, su representante, Rodrigo Sánchez, aseguró que la labor de los forajidos “no pasó más allá de ser un momento coyuntural eufórico-colectivo promocionado por los medios de comunicación para demostrar que el electorado ecuatoriano no aprende a ser responsable de sus actos”.

Pese a que los forajidos tuvieron fuerza en abril, no gozan de toda la confianza de los ecuatorianos. El 21%, según Cedatos, los acepta; mientras que el resto no. Eso confirma que el fenómeno forajido no tiene un futuro certero en política y que, como dice el analista Javier Ponce, fueron un viento que sopló para barrer ambientes malolientes.

Velasco cree que aparecerán cuando se vuelva a erosionar la dignidad de los pueblos.

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PISTAS

ORIGEN
El ex mandatario Lucio Gutiérrez bautizó a los manifestantes de abril como forajidos.

PARTICIPACIÓN
Según Santiago Nieto, de Informe Confidencial, los forajidos fueron los mismos que sacaron al ex presidente Abdalá Bucaram. Solo que allí, no tenían nombre.

CARGOS PÚBLICOS
Mauricio Gándara, ministro de Gobierno, y Fausto Cordovez, ex ministro de Energía; son militantes de Acción Democrática Nacional (ADN), grupo que participó en las protestas como forajido.