Se repite la trillada frase: “La juventud es la época más bella de la vida”. Para muchísimos jóvenes, esto no es verdad. Su juventud tiene increíbles sufrimientos y aunque todo sea diversión y alegría, sobre sus cabezas pesa una incertidumbre que está lejos de las escogencias tranquilas y seguras de los días de madurez. Además, con la droga y la violen-cia  estamos lejos de los días de inocencia de la dorada juventud.

Es necesario recordar que si lo que decimos a los jóvenes es que su edad es la más bella de la vida, entonces es mejor no decir nada, pues sacarán como consecuencia que después de la juventud la vida es menos bella y más insípida.

Quien elogia a la juventud de esa forma, en el fondo condena la edad adulta y la vejez.

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¿Por qué no decir a los jóvenes, y probar con la vida, que la edad más bella de la vida es aquella en que la gente gusta de disfrutar y en la que se vive para que los otros sean felices? La edad más linda de la vida es aquella en la que permitimos que Dios nos hable y obre por medio de nosotros. Hay juventudes feas y hermosas, como también vejeces hermosas y feas. ¡Depende del amor y de las aspiraciones de cada uno!

Diana Malla Macas
Guayaquil