Las irregularidades financieras en que se ha sumergido el Partido de los Trabajadores (PT) tienen a la formación fundada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, al borde de su desaparición legal, según la oposición.
Ayer los partidos del Frente Liberal (PFL), conservador y de la Social Democracia Brasileña (PSDB), pidieron la suspensión de la financiación pública para esa formación.
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El PT deberá recibir este año alrededor de 35 millones de reales (unos 14,5 millones de dólares) de fondos públicos previstos para partidos políticos, pero si prospera la acción del PFL y del PSDB, no los obtendrá, al menos mientras se investigan sus finanzas.
Más allá ha ido una solicitud del senador César Borges, del derechista PFL, quien en un proceso aparte pidió la cancelación definitiva del registro del PT ante la justicia electoral, lo que supondría la desaparición legal del partido.
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Las deudas de la formación socialista aún no han sido del todo cuantificadas, pero se calcula que pueden superar los 100 millones de reales (41,5 millones de dólares).
El propio Lula dio a entender en una reciente entrevista que el partido que fundó en 1980 ha cometido “errores” y debe por ello una “explicación a la sociedad”.
El Presidente insistió en que el PT tiene una tradición de ética, y que cree que “hay personas que no pensaron bien en lo que estaban haciendo”.
Pero este clima está haciendo mella entre los dirigentes del PT y hay numerosos líderes que ya hablan en voz alta de dejar el partido.