Eric Rudolph, quien confesó haber colocado varias bombas en clínicas de mujeres en Atlanta, fue sentenciado a cadena perpetua este lunes luego de declarar en el tribunal que el aborto es un crimen y que se requiere de fuerza mortal para detenerlo.

Rudolph recibió la sentencia tras un acuerdo entre la fiscalía y la defensa que lo salvó de la pena de muerte. Recibió dos condenas a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por poner una bomba en una clínica, en 1998, que mató a un policía. El mes próximo, debe recibir dos condenas más a cadena perpetua por un atentado durante las Olimpíadas de 1996 en Atlanta, y por otros ataques en la misma ciudad.
  
“Para que Rudolph recibiera una sentencia que mostrara su total responsabilidad, hubiera sido necesario sentenciarlo a la pena de muerte”, dijo este lunes ante el tribunal Emily Lyons, una enfermera que fue mutilada por una bomba colocada por Rudolph.
  
Y Felicia Sanderson, cuyo esposo murió en la explosión, señaló, “En mi opinión, no creo que exista castigo suficiente para Eric Rudolph”.
  
Luego Rudolph, al que se permitió hablar, criticó el aborto y las clínicas para mujeres donde se realizan esas operaciones.
    
Lo que (las clínicas) hacen es participar en la muerte de 50 niños por semana, señaló. El aborto es un asesinato, y debido a que es un asesinato, creo que es necesario usar una fuerza letal para frenarlo.
  
Pero Lyons, que habló antes, dijo que Rudolph no era otra cosa que un cobarde.
    
Cuando le llegó el turno de enfrentar la muerte, dejó de ser un valiente, dijo Lyons al señalar que el acusado había preferido aceptar las negociaciones entre la fiscalía y la defensa para evitar la ejecución.
    
Si usted desea ver a un monstruo, dijo dirigiéndose a Rudolph,  sólo necesita mirarse en el espejo.
  
Rudolph, de 38 años, se declaró culpable en abril de hacer estallar una bomba activada por control remoto que mutiló a Lyons y mató al policía Robert Sanderson frente a una clínica en la mañana del 29 de enero de 1998.
  
También encara otra condena el 22 de agosto, en Atlanta, por un atentado durante las Olimpíadas de 1996 que mató a una mujer e hirió a más de 100, así como por atentados en 1997 contra una clínica donde se practicaban abortos y en un bar para homosexuales, también en Atlanta.
  
Bajos los términos del acuerdo entre la fiscalía y la defensa, Rudolph reveló dónde había escondido explosivos, en una montaña del oeste de Carolina del Norte. Fue capturado en la región en mayo del 2003, luego de más de cinco años como prófugo de la justicia.
  
El corresponsal de The Associated Press Bob Johnson contribuyó a este informe.