La presidenta filipina, Gloria Arroyo, reconoció el  lunes que cometió un "error" al telefonear a un responsable electoral tras las  elecciones presidenciales del año pasado, pero negó haber hecho trampas para  asegurarse la victoria y descartó dimitir.
  
"Quería proteger mis votos y en ese periodo tuve conversaciones con mucha  gente, incluido un responsable de la COMELEC (la comisión electoral)", dijo en  un discurso a la nación.
  
"Mi intención no era influir en el resultado de las elecciones y no lo  hice", agregó.
  
Sin embargo, Arroyo reconoció que cometió un "error de juicio".
  
La presidenta filipina está en el centro de una gran polémica tras la  publicación de grabaciones telefónicas en las que se escucha una conversación  entre una mujer que aparentemente es la presidenta y un responsable de la  comisión electoral tras las elecciones de mayo de 2004.
  
Este asunto provocó en las últimas semanas una caída de su popularidad y  rumores sobre la preparación de un golpe de Estado.
  
"Lo siento. También lamento haber tardado tanto tiempo en abordar el tema  ante ustedes", agregó.
  
"Asumo toda la responsabilidad de mis actos con respecto a ustedes y a  todos los ciudadanos cuya fe pudo ser quebrantada por estos acontecimientos",  dijo.
  
Tras estas disculpas, respondió a los llamamientos de la oposición a la  dimisión y dijo que quería continuar las reformas.
  
"Quiero cerrar este capítulo, ir hacia adelante y dedicarme a los asuntos  del gobierno", agregó Arroyo.