Se confirma así que para España la inmigración no es un “problema” sino una necesidad económica estratégica. Sin trabajadores extranjeros, su fuerza laboral no estará en condiciones de sustentar el desarrollo industrial, de servicios y agrícola que la Madre Patria espera para los próximos años.

Los ecuatorianos, como otros inmigrantes, llegan a España por necesidad, es cierto, pero a un país que los necesita asimismo con urgencia.

Ojalá que las autoridades ecuatorianas estén al tanto de estas cifras, de tal modo que al momento de negociar con las autoridades españolas les hagan ver que una política más flexible y amistosa hacia nuestros emigrantes es conveniente para los dos países.

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El reciente proceso de legalización fue, según parece, un primer paso; pero no es suficiente todavía: aún hay demasiados ecuatorianos y extranjeros en España explotados por la falta de apoyo legal, y es indispensable corregir esa injusticia.