No hubo bengalas. Tampoco cánticos de aliento. Solo unas cuantas serpentinas lanzadas desde los extremos de la general Carlos Muñoz dieron la bienvenida ayer a Barcelona cuando saltó a la cancha del Monumental.
Publicidad
No hubo bengalas. Tampoco cánticos de aliento. Solo unas cuantas serpentinas lanzadas desde los extremos de la general Carlos Muñoz dieron la bienvenida ayer a Barcelona cuando saltó a la cancha del Monumental.
Publicidad
¿Tienes alguna sugerencia de tema, comentario o encontraste un error en esta nota?
Publicidad