“La generación actual de líderes franceses, cualesquiera que sean sus puntos fuertes, nunca han puesto a Europa como primer punto de su agenda”, dijo Valery Giscard d’Estaing.

En tanto artífice de la Unión Europea, el ex presidente francés Valery Giscard d’Estaing parecía estar en el punto máximo de su juego, elogiado como “el Mozart de la política” y colocado para pasar a la historia como el padre fundador de una Europa nueva.

Hace solo dos meses, Giscard d’Estaing calificó la constitución como “tan perfecta como y quizá menos elegante que la Constitución de los Estados Unidos de América”. Se suponía que iba a ser fácil su ratificación por parte de los países miembros, e incluso habría sido posible que se le pidiera a Giscard d’Estaing, ahora de 79 años, que fuera el primer presidente del bloque completo de 25 países.

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Sin embargo, ahora que sus compatriotas han rechazado la constitución desencadenando declaraciones de que está condenada, él no se asigna la culpa o a su documento sino en gran medida al hombre que actualmente habita el Palacio del Eliseo: el presidente Jacques Chirac.

“Este no fue un voto sobre la constitución”, dijo Giscard d’Estaing en la primera entrevista desde que los franceses la rechazaron por medio de un referendo el mes pasado. “Ese es el punto clave que los líderes políticos no han tocado, porque normalmente a los líderes políticos no les gusta decir que el voto pudo haber sido contra ellos”.

Hablando en inglés en la biblioteca de su casa de París, agregó: “El mensaje francés fue: ‘Queremos un cambio en nuestra dirigencia política”.

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Tras la derrota, Chirac reemplazó al primer ministro con un protegido de tiempo atrás, Dominique de Villepin, y designó a un enemigo político popular, Nicolás Sarkozy, a un cargo fundamental en el gabinete, cambios cuya intención es restaurar la confianza en el gobierno e inspirar a los franceses, como lo dijo en un discurso por televisión, para “unirse en torno al interés nacional”.

Sin embargo, Giscard d’Estaing, quien en el pasado ha sido severamente crítico de Chirac, acusó al Presidente de no responder con suficiente prontitud al descontento popular hacia su gobierno, y de confundir a los votantes al insistir en que votarán por la constitución en su conjunto, incluidas todas las disposiciones de los tratados ya ratificados de la Unión Europea.

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Ni Chirac ni ningún otro líder europeo han tenido una estrategia para ratificar la constitución, dijo. “La generación actual de líderes, cualesquiera que sean sus puntos fuertes, nunca han puesto a Europa como primer punto de su agenda”, dijo Giscard d’Estaing.

La propia carrera presidencial de Giscard d’Estaing terminó con una derrota abrumadora en las elecciones de 1981, así es que entiende bien la vulnerabilidad de los líderes políticos.

Sin embargo, cuando se le preguntó si Chirac debió haber renunciado después del resultado de la votación, no hizo ningún comentario, y agregó: “Quiero conservar mi distancia del líder de la escena política francesa”.

A pesar de las declaraciones en toda Europa respecto a que la constitución está muerta, dado que los 25 países miembros de la Unión Europea deben ratificarla, Giscard d’Estaing está convencido de que finalmente se va a conseguir.

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Dijo que debe continuar el proceso de ratificación en toda Europa, y visualiza un escenario en el que la mayoría de los miembros aprobará lo que en cierto momento él mencionó como “mi documento”. “Al final, será aprobado”, agregó.
“No hay una solución mejor”.

Su análisis optimista, insiste, no tiene nada que ver con su legado, que por supuesto ha sido bruñido desde que fue presidente de la Convención sobre el futuro de Europa, como se lo conocía durante la redacción del proyecto de constitución.

En 2003, Giscard d’Estaing fue investido como un “Inmortal” de la augusta Academie Francaise. A principios de este año, compró un castillo del siglo XV en una pequeña aldea francesa llamada Estaing, con lo que ayudó a afianzar el derecho indirecto de su familia a la nobleza.

Sin embargo, admite estar decepcionado por el rechazo a su constitución. “No me siento lastimado. No fui humillado”, dijo sobre el voto francés. Agregó: “Me privaron de una causa para ser feliz”.

The New York Times News Service.