Con mucha preocupación, a través de los diversos medios de comunicación, me he enterado del consumo de drogas en algunas escuelas y colegios; mal que cada día hace presa a nuestra niñez y juventud.

Primero fue en un centro de educación religioso, el año pasado, al realizare la revisión de rutina a una menor de edad, se le detectó esa basura; posteriormente, en otro plantel, algunos estudiantes consumían y traficaban dentro del mismo, y si algún profesor o inspector se atrevía a denunciar ese ilícito era amenazado; según los noticieros.

Los padres de familia somos los llamados a cuidar, guiar y aconsejar a nuestros hijos sobre las consecuencias que conlleva el uso y consumo de drogas. Considero que las autoridades de esos planteles como de la Policía, deben realizar investigaciones y aplicar los correctivos del caso.

Publicidad

Sobre lo comentado nace una terrible interrogante: ¿cómo estarán otros centros de estudios primarios, secundarios y universitarios del país? Este es un llamado para que el mal no se apodere de nuestra niñez y juventud, y que en un futuro no muy lejano tengamos que lamentarlo.

Ing. Carlos Pallasco Franco
Guayaquil