Hace 41 años, en 1964, en el caluroso verano de Mississippi, tres jóvenes activistas de los derechos civiles, Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney fueron asesinados en la pequeña localidad de Filadelfia.

Andrew Goodman

Édgar Ray Killen

Michael Schwerner

James Chaney

Esos decesos generaron ira y conmoción en EE.UU. e impulsaron el movimiento de los derechos civiles. También inspiraron la película Mississippi en llamas (Mississippi burnig), dirigida por el británico Alan Parker en 1988, con Gene Hackman y Willem Dafoe.

Pero los asesinos nunca fueron llevados a juicio. Eso hasta ahora. El pasado lunes empezó el juicio contra Edgar Ray Killen, un ex pastor bautista de 80 años, miembro del movimiento racista blanco de EE.UU., Ku Klux Klan (KKK),  acusado de planear los crímenes, quien hasta ahora vivió tranquilamente a unos kilómetros del lugar del delito, pero fue inculpado en enero de haber organizado los asesinatos.

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Durante el “Verano de la libertad” de 1964, miles de militantes del norte  del país, sobre todo blancos, viajaron al sur segregacionista para inscribir a los negros para votar. Entre ellos, los judíos Michael Schwerner, de 24 años, y  Andy Goodman, de 20, ambos de Nueva York, y el activista negro James Chaney, de  21, de Meridan, Mississippi. 

El 21 de junio los tres regresaban en auto de un pueblo vecino, donde una iglesia negra había sido incendiada, cuando la policía de Filadelfia los  detuvo con el falso pretexto de exceso de  velocidad.

Tras varias horas en la comisaría los liberaron en la madrugada.  Después de una persecución fueron emboscados por dos vehículos repletos de miembros del KKK y policías.

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A Chaney lo mataron a golpes. A Schwerner y Goodman les dispararon en el pecho. Sus cuerpos fueron retirados 44 días más tarde de un embalse, luego de una intensa búsqueda del FBI (Policía  Federal), bajo la mirada estupefacta y aterrorizada del país entero.

Killen fue liberado porque  una mujer en el jurado se negó a “condenar a  un pastor” y quienes mataron a los militantes según varios testigos, no están vivos.

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En mayo del 2001, Thomas Blanton Jr, de 62 años, también ex miembro del KKK, fue hallado culpable y se lo condenó a cadena perpetua por el asesinato de cuatro escolares negras en un ataque con bomba a una iglesia en Birmingham, Alabama, hace 42 años, en uno de los crímenes más atroces de la época de las luchas por los derechos civiles en EE.UU.