Una mañana de domingo del pasado mes de abril, Jorge Triviño llegaba con su pequeño hijo para abrir su ciber ubicado en la Atarazana, manzana J2, solar 12, cuando descubrió que había sido víctima de un estruche.
La puerta de la calle estaba junta y la de entrada a su negocio, que funciona desde septiembre pasado, había sido forzada. Adentro todo estaba revuelto y faltaban 10 computadoras (los CPU), sus documentos personales caducados, entre otros objetos. Todo valorado en unos 6 mil dólares.
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Jorge presume que los ladrones tenían llaves de la puerta principal y que quizá, quienes le robaron fueron los mismos que un mes antes atracaron a un vecino del departamento contiguo, al que se le llevaron las llaves.
Desde aquel robo a su local, con un poco de dificultad Triviño ha reemplazado algunas de las máquinas que le robaron y continúa trabajando con las previsiones del caso.
Entre otras cosas, ha asegurado su negocio con cadenas más resistentes y candados anticizallas. Pero no es suficiente y como otros perjudicados pide más vigilancia policial.
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