El incendio que se cobró dos vidas este sábado en el túnel franco-italiano de Fréjus, seis años después de los 39 muertos en el del Mont-Blanc, ha relanzado la polémica sobre la seguridad de estas galerías y la apremiante necesidad de alternativas al fuerte tráfico transalpino de camiones.
 
El nuevo ministro francés de Transportes, Dominique Perbe, acudió hoy al túnel, que podría permanecer cerrado durante semanas o meses para efectuar las reparaciones necesarias, y se reunió luego, en el extremo de la vertiente italiana, con su homólogo Pietro Lunardi.
 
Según un vídeo italiano, el incendio se originó en la ruptura del turbocompresor de un camión cargado de neumáticos procedente de Francia que se inflamó cuando estaba casi en la mitad del túnel. Las llamas se propagaron a otros tres camiones, bloqueando la galería.
 
La temperatura, de entre 600 y 900 grados, y el humo denso dificultaron la labor de los cientos de bomberos italianos y franceses que tardaron unas seis horas en apagar el incendio.
 
Según responsables franceses del túnel, las víctimas mortales, dos camioneros eslovenos de 23 y 24 años, caminaron casi un kilómetro hasta caer, víctimas del humo, cerca de un refugio.
 
Los conductores de los otros vehículos consiguieron escapar con vida. En total, más de 20 personas, entre ellos miembros de los equipos de socorro, resultaron intoxicados por el humo.
 
Tras rendir homenaje a las víctimas y saludar la eficacia de los equipos de socorro, Perben dejó claro que sin el "importante" reforzamiento de la seguridad emprendido en el túnel de Fréjus, a raíz del drama en el del Mont-Blanc, el incendio de ayer podía haber sido mucho más grave en pérdidas humanas.