Dividida en tres etapas, es una ciudadela que desde sus inicios, en 1978, contó con servicios básicos.

La ciudadela Los Esteros, ubicada en el sur de la ciudad, nació a fines del setenta como parte de un programa de la entonces denominada Junta Nacional de Vivienda, actualmente Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi).

Muman Rojas Quiroz, coordinador de Gestión Técnica del Miduvi, explica que este fue un proyecto habitacional que empezó a cristalizarse en 1974 con los estudios topográficos.

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Cuatro años después y con una cifra superior a las 1.000 casas, la ciudadela recibía a sus primeros pobladores.

“Se vendían casas (la mayoría de dos plantas) y lotes, la infraestructura se hizo con toda la dotación urbanística destinada a familias de nivel medio, incluso cerca del estero del Muerto (de donde proviene el nombre de la ciudadela) había un área de reserva”, acota el funcionario.

En los años siguientes las edificaciones continuaron. A fines de 1985 terminó la primera etapa con más de 1.700 casas construidas, marcando, en aquella época, un acelerado desarrollo habitacional.

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Invasiones
El desarrollo de esta zona derivó en que el sector sea blanco de invasiones que alteraron el crecimiento ordenado.

En 1988 concluyó la segunda etapa y mientras los lotes eran adquiridos por personas de cierto poder adquisitivo, el área de reserva estaba siendo ocupada por asentamientos informales.

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“Se apoderaron del área de reserva, una parte fue invadida y otra se construyó, después se les legalizó a todos”, dice Rojas, quien fundamenta su afirmación en razón de que hoy en día una parte de Los Esteros se conoce como Popular y a la otra tradicional.

Determinar qué manzanas corresponden al denominado Estero Popular es confuso. Para el funcionario del Ministerio es la segunda etapa, pero residentes consultados en la zona dicen que es parte de la 3 y los de la 3, de la 2.

En el 92, en que finalizó el programa, el número de viviendas bordeaba las 3 mil.

Gustavo García Reyes, de 51 años, reside hace más de 17 en Los Esteros III.

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Cuenta que la casa la obtuvo mediante solicitud y cuando llegó (en 1988) no había electricidad en el sector, así que compró 300 metros de cable para traer “luz de una ciudadela vecina”. Destaca el servicio de alcantarillado que poseen, debido –dice– a la proximidad del estero.

Afirma que el sector es inseguro como consecuencia de las invasiones vecinas y pide más control policial.

En Los Esteros I se evidencia la inseguridad en las peatonales que permanecen enrejadas.

Según una moradora (no dio su nombre), propietaria de una fuente de soda en las avenidas Cayetano Tarruel y Los Esteros (calle 50), las rejas son porque los pillos violentan los autos estacionados.

Señala que esta problemática ha provocado que muchas familias de la zona se cambien de este lugar a otros sitios que les brinden mayor seguridad.

Coincide con ello Carlos Ávila, quien lleva 17 años viviendo en la ciudadela. Él señala que por falta de recursos no ha podido cambiarse a otro sector.

Incluso esa realidad se refleja en los letreros de “Se alquila” o “Se vende” ubicados en sectores de la urbanización.

La calle Cayetano es muy transitada. En la urbanización, cinco líneas de buses prestan servicio a los residentes, pero según el gerente de la coop. de taxirrutas Los Esteros, Antonio Vera, ninguna tiene, como ellos, más de 18 años operando en el lugar. “En 1994 casi desaparecimos por las furgonetas, pero nos mantuvimos”, dice orgulloso de ser uno de los gestores de un servicio que se ha vuelto tradicional.