Tras el rotundo “no” francés, Europa se preparaba ayer para otro rechazo a su Constitución, esta vez de Holanda, otro país fundador de la Unión Europea, golpe que abriría aún más interrogantes sobre el futuro europeo.
Unos doce millones de holandeses tendrán la oportunidad de responder a la pregunta “¿Está usted a favor o en contra de que Holanda acepte el Tratado para el establecimiento de la Constitución para Europa?”.
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El “no” obtendría el 60% de los votos en el referendo, según el último sondeo del instituto Interview-NSS.
Se trata del primer referendo de la historia moderna en Holanda y tiene lugar apenas cuatro días después del realizado en Francia.
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Hasta el momento, la Constitución europea ha sido ratificada por 9 de los 25 estados miembros de la UE.
En caso de una negativa la solución a la crisis será analizada por los líderes europeos en dos semanas, el 16 y 17 de junio próximos, en una cumbre cuyo objetivo inicial era discutir el presupuesto.
En teoría, dos rechazos a la Constitución no deben detener su proceso de ratificación, pues el proyecto de Carta Magna prevé que el Consejo Europeo (los estados miembros) trate la cuestión “si cuatro quintas partes de los estado miembros lo ratificaron”. Luxemburgo en julio, Dinamarca en septiembre y Portugal, posiblemente en octubre, serían los próximos países en pronunciarse en referendo sobre la Constitución.
Mientras, la prensa estadounidense, con The Washington Post y The New York Times a la cabeza, se interrogaba ayer sobre las consecuencias del “no” francés a la Constitución europea.
The Wall Street Journal estimó que el no “era ampliamente positivo para los intereses estadounidenses en Europa”, pues si es aprobado, “el tratado facilitaría una política exterior europea común, con una visión franco-alemana de Europa, como contrapeso a la potencia norteamericana”.