Pedimos a la comunidad que sienta –como nosotros– la necesidad de hacernos conocer  para servir a nuestro pueblo, pueblo sin amor hacia las personas sordas que queremos trabajar.

Solicitamos que se revisen los derechos de los discapacitados, pues somos también ciudadanos responsables.

Pedimos al Alcalde, al Presidente de la República, que se nos abran las puertas como personas preparadas por cuanto podemos desempeñar trabajos en oficinas públicas como cualquier otra persona.

Publicidad

Ana Giler Andrade
Guayaquil