Para obtener la autorización, los interesados deben acudir al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

El proceso legal para comprar un arma y obtener el permiso de portarla incluye una evaluación psicológica de 160 preguntas, la compra de una especie valorada, la entrega de documentos de identidad, entre ellos el récord policial, así como de certificados de compra.

Las pruebas y los documentos deben ser entregados y autorizados por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para que una persona pueda obtener finalmente el permiso y el arma que adquirió. Este trámite demora seis días.

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Según el propietario de uno de los al menos 50 locales de venta de armamento autorizados por las Fuerzas Armadas, Santiago Zunino González, una vez que el interesado tiene el permiso aprobado por la institución militar el vendedor le puede entregar el arma.

Ciento diecisiete robos con secuestro express cometidos en Guayaquil en lo que va del 2005 son razones suficientes para tomar medidas preventivas de seguridad y realizar una inversión en armas de protección personal.

Esta es la conclusión a la que llegó Juan Francisco Estrella Reyes la mañana del viernes pasado, mientras desayunaba en la cafetería La Palma, ubicada en Urdesa. Luego de una rápida lectura del periódico, este comerciante de textiles recordó que hace dos meses el  camión de su propiedad fue interceptado por una camioneta Chevrolet Luv sin placas en la vía a Daule.

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“Si yo no acelero y hago el ademán de que tenía un arma me roban todo y quién sabe si hasta me matan”, dijo.

Aunque reconoció que no le agradan los revólveres, aseguró que comprará uno calibre 38 “porque ya no se puede vivir en la inseguridad”.

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En Guayaquil hay aproximadamente 50 lugares autorizados por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para vender armamento.

El proceso para obtener un permiso de portar armas se inicia cuando el vendedor le pregunta al interesado sobre los motivos por los cuales desea adquirir una pistola o revólver. Le pide el récord policial actualizado y las copias de la cédula de ciudadanía e identidad y de la libreta militar.

Si el cliente busca un revólver Smith & Wesson calibre 38, primero debe pagar su precio (1.300 dólares) y retirar en el almacén la hoja de solicitud para portar armas del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (FFAA).

Una vez en la institución, el interesado deberá comprar una especie valorada que cuesta 12 dólares y presentar la factura de compra, el registro de comercialización de armas, la autorización previa para la importación, documento único de importación, la declaración aduanera, guía de libre tránsito, entre otros documentos.

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Luego debe rendir las pruebas psicológicas, que consisten en contestar 160 preguntas relacionadas con su personalidad. También se plantean posibles situaciones de riesgo para analizar si es necesario o no la utilización del arma.

Seis días después de los exámenes, el propietario del arma regresa a la importadora donde la compró y presenta el permiso respectivo.

El dueño del negocio confirma si los papeles son originales y en dos días le entrega el arma adquirida, no sin antes apuntar en sus registros el número de autorización, el tipo de arma y los datos del cliente. Esto con el fin de dar con el dueño en casos de emergencia.

Santiago Zunino González, gerente de importadora Zunino, dice que cada empresa tiene un cupo de importación de 25 armas al año, que puede extenderse solo si el importador justifica con papeles que ya vendió las armas importadas.

“Cualquier persona no puede comprar una pistola o revólver importados porque cuestan mucho. A algunos no les gusta cumplir con todos los trámites, pero tener un arma es una responsabilidad grande y hay que cumplir las leyes”, afirmó Zunino, quien cuestionó la venta ilegal de armas.

“Es un problema social que depende de los importadores. Hay quienes las venden sin ningún registro a cualquiera”, dijo al referirse a que no todas las armas de fabricación nacional son defectuosas “ya que hay talleres autorizados por las FF.AA. para funcionar”.