Las compañías exportadoras de banano no cumplen el precio referencial de la caja de la fruta que es de $ 3.

Corresponde hacer cumplir este precio establecido, al Ministerio de Agricultura, aplicando fuertes y ejemplarizadoras sanciones ya que se está perjudicando a miles de pequeños y medianos productores en su ya escuálida economía. Los productores bananeros han reclamado al Gobierno y a las exportadoras, y como consecuencia de eso se han perdido más de 400 mil cajas de banano y $ 3 millones diarios.

Ing. Agr. Gilbert F.Ortega Calderón
Guayaquil

La actual crisis de la comercialización del banano es una más (la octava en ocho años) que se registra en la historia del triste banano ecuatoriano.

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La propuesta del ingeniero agrónomo Pablo Rizzo, ministro de Agricultura, para solucionar el problema mediante la suscripción de contratos anuales de compraventa de la fruta entre exportadores y productores, está destinada al fracaso, pues siendo el productor la parte débil, quedará a merced del tradicional incumplimiento de la ley por parte de los exportadores.

Esto lo sostengo por mi experiencia vivida con diversas exportadoras. Como auténtico productor bananero recomiendo al Ministro y por su intermedio al Presidente de la República, a reactivar el proyecto de ley que se le denominó Fidubanano, en el cual se ordenaba que el productor bananero pagaría $ 0,10 por cada caja de banano exportada; una fiduciaria garantizaba el pago del precio de sustentación vigente, y finalmente el productor cobraba su liquidación en el Banco Central. Ese proyecto tuvo gran oposición de los exportadores y de algunos productores que ignoraban el texto del proyecto de ley.

Señor ministro Pablo Rizzo, están a prueba su capacidad y honestidad; inicie su accionar para lograr que el proyecto de ley Fidubanano sea discutido y aprobado por el Congreso. Si así lo hace, los bananeros y la patria le agradecerán.

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Guillermina Rosario Velázquez González
Guayaquil

Hago un llamado de atención a los dirigentes del sector bananero, pues no es posible que las paralizaciones (que afectan a otros) que tanto hemos combatido como sector privado y productivo hoy se hayan convertido en herramienta burda y común en la búsqueda de soluciones, que no hacen otra cosa que deslegitimar justas aspiraciones, a más de caotizar el país.

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No se puede atentar contra la libre circulación. Los derechos individuales terminan cuando se afectan los derechos de otros, que en este caso son los derechos colectivos. Este tipo de medidas ocasiona cuantiosas pérdidas a productores de productos perecederos. Si hay un sector por alguna razón afectado, no es justificación para que este perjudique –cada vez y cuando– al resto de sectores productivos, comerciales, y sociales. Exhorto a los dirigentes bananeros a que terminen de una vez con este mal hábito.

Complejos problemas afectan a este importante sector, sobre todo a pequeños productores, pero sus reclamos deben dirigirse a quienes les ocasionan sus conflictos, ya sean los exportadores o quienes crean, o a las entidades gubernamentales que pudiesen dar las soluciones; pero que ya no vuelvan a desquitarse con el resto del país.

Paúl Olsen
Guayaquil