Hace un tiempo que no lo puedo determinar con exactitud porque mi memoria ya no me ayuda como en mi juventud, leí un articulo científico en Selecciones de Reader’s Digest, que explicaba que unos científicos norteamericanos habían comprobado fehacientemente en unos estudios hechos en Centro y Sudamérica, que en la aplicación de DDT no se habían encontrado pruebas que demuestren ser nocivo para la salud humana o animal.

Su único problema, que más bien sería ventaja, era su persistencia en las superficies aplicadas ya que encontraron rastros en un vidrio de mas de un año desde su aplicación. Yo me pregunto, ¿por qué se cambió el DDT por los insecticidas que se aplican en la actualidad y que parecen ser inocuos a los vectores de dengue y paludismo que nos azotan? ¿Acaso hay intereses económicos de por medio?

Ahora que se está tratando de paliar la corrupción imperante en nuestro país, y que tenemos un Presidente médico, sería interesante tratar este tema.

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Cap. Oswaldo Romero Witt
Machala

Nota de la Redacción: Su inquietud la expusimos al director técnico de la Subsecretaría de Salud del Guayas, doctor Ricardo Cañizares, quien indicó que el DDT para uso en salud pública ha demostrado utilidad. Recalcó que el dengue y la malaria son problemas de salud no solamente de Ecuador, sino de varios países, siendo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la que establece a ese nivel, normas de control vectorial (utilización de insecticidas); y que en nuestro medio, la entidad encargada de las estrategias e insumos es el Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria (Snem), experto en control de vectores.

Por su parte, el doctor Víctor Reyes Lituma, jefe nacional de Epidemiología y Control de Vectores del Snem, añadió que el inconveniente que presenta el DDT, es que se trata de un producto no biodegradable; y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “aprobó su empleo siempre que no se contaminen los suelos ni las aguas, por cuanto los insecticidas actuales son caros y sus resultados no tan efectivos como el de aquel”.

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Manifestó que Ecuador lo aplicó desde 1953 hasta 1991 “y no hubo problemas en la salud de los empleados del Snem ni de la comunidad, respecto a su manejo”, pero que fue por la presión de ambientalistas en los ministerios de salud de gobiernos de turnos, insistiendo en que el DDT era dañino -“aunque no hay pruebas contundentes hasta hoy, de que lo sea”- que dejó de usarse en el país.

No se recurre en Ecuador al DDT para fumigaciones contra el dengue -precisó el doctor Reyes- porque esta es una “enfermedad prácticamente nueva que se dio a partir de 1998 en nuestro medio, cuando aquí el mismo ya había caído en desuso”.

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Por lo que se ve, el tema que usted plantea se deberá continuar debatiendo.