Lodo, mosquitos, aguas estancadas y delincuencia aquejan a varios sectores de este cantón.
Sin ningún gesto de inconformidad en su rostro, Narcisa Sandoval, una ama de casa de 50 años, mete sus pies y manos en el lodo ante la mirada indiferente de sus vecinas.
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Son casi las tres de la tarde y en la ciudadela Almeida, en el norte de Milagro, ella tiene la tarea de llenar un balde de plástico con el barro que pisa para llevarlo desde los exteriores de su casa, construida a base de ladrillo y techo de zinc, hasta una laguna formada por agua estancada, unos metros más allá.
El calor y la tarea son intensas, pero no le preocupa tanto como la falta de agua potable y seguridad que, según dice, afronta diariamente al igual que cientos de moradores del sector.
Mientras la mujer de tez morena continúa con su trabajo, en tono alto y de reclamo, su vecina, María Pizarro, lamenta que desde hace más de quince años no tiene agua.
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El reclamo de Pizarro alienta a Narcisa a decir que desde que habita en esta ciudadela –hace veinte años– no ha tenido ni agua ni relleno, por lo que, en invierno, las calles se inundan volviéndolas intransitables.
A medida que Narcisa sigue removiendo el lodo con una pala, también remueve sus recuerdos y comenta: “Antes salíamos en balsa porque el agua nos llegaba al cuello, por ahí rellenaron un poco pero seguimos con problemas”.
A esto se suma la proliferación de mosquitos y la inseguridad.
“Los tiroteos son a diario, ya nadie quiere entrar para acá”, añade Narcisa.
Una voz de desconformidad se escucha entre varias mujeres que se han unido a Narcisa para contar los males con los que tienen que vivir. Es Juana Valdiviezo, de 73 años, ama de casa, quien habita también en la ciudadela Almeida.
Ella comenta que si todavía no han logrado que las autoridades solucionen sus problemas es porque la gente no es unida.
Ante esto, el alcalde de Milagro, Francisco Asán, dice que el estudio definitivo del alcantarillado integral estará listo aproximadamente en noventa días y que de ser posible, contrataría una primera etapa antes de que termine el 2005.
Asán manifiesta que al asumir la Alcaldía encontró la producción de agua potable con un déficit del 50% que al momento se lo ha superado en el 80%.
El alcalde indica que hay ocho pozos, de los cuales, tres están en mantenimiento y cinco producen agua las veinticuatro horas del día.
Pero a la escasez de agua potable se suman, los terrenos baldíos llenos de maleza y la constante actividad de los delincuentes que transitan por esta zona.
Matilde Barzola y Marcelina Alvarado refieren que la situación es similar en las ciudadelas San Emilio y Mutua de Comerciantes, situadas a pocos metros de la Almeida.