El gobernador de Florida, Jeb Bush, firmó ayer una controvertida ley que permite usar la fuerza incluso “mortal”, en un lugar público si creen razonablemente que hay peligro de morir o de sufrir graves daños, lo que sus críticos consideran propia del Lejano Oeste.

En Florida, los ciudadanos ya tenían derecho a disparar a matar si un desconocido penetraba en su propiedad.