El ministro de Educación japonés, Nariaki Nakayama,  acusó este lunes a los programas escolares chinos de inculcar voluntariamente  sentimientos antinipones.
 
Nakayama estimó que desde la represión de la "primavera de Pekín" en 1989,  el régimen comunista chino quiso focalizar las frustraciones de la juventud en  el extranjero, especialmente contra Japón, con el fin de desviar la atención de  los problemas internos.
 
El ministro retomó la opinión ampliamente compartida en Japón, en especial  por la prensa, según la cual los dirigentes chinos instrumentalizan el  nacionalismo chinos para compensar el declive de la ideología maoísta.
 
"La semillas de resentimiento antijaponés sembradas concienzudamente por China han dado sus frutos", declaró en un discurso en Tokio.
 
"China debe hacer algo" para contener la xenofobia antinipona, afirmó  Nakayama, añadiendo que Japón iba a mantenerse firme en la discrepancia que lo opone a China desde el inicio de las manifestaciones antijaponeses.
 
Varias decenas de miles de personas desfilaron por tercer fin de semana  consecutivo en toda China para denunciar la reciente autorización por el  ministerio japonés de Educación de manuales escolares minimizando, según Pekín,  las atrocidades del ejército japonés en Asia en las décadas de los 1930 y  1940.