El cardenal estadounidense Bernard Law, arzobispo emérito de Boston, ofició ayer la cuarta misa de la novena en sufragio de Juan Pablo II, pese a protestas de grupos defensores de las víctimas de abuso sexual presentes en Roma.

Bárbara Blaine y Bárbara Dorris, de la asociación Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes y también, según dijeron, víctimas de los abusos, afirmaron que era “inaceptable” que el purpurado desempeñe un papel tan importante en el periodo de Sede Vacante.

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El cardenal Law, de 74 años, se vio obligado a dimitir como arzobispo de Boston en el año 2002,  por los escándalos de pederastia (abuso sexual a menores) realizados durante décadas por sacerdotes de su diócesis a los que se limitó a trasladarlos de parroquia pese a las reiteradas denuncias.

Tras renunciar, Juan Pablo II que había asegurado que “no hay lugar en el sacerdocio y en la vida religiosa para los que podrían dañar a los jóvenes”, lo nombró archipreste de la basílica Santa María Mayor, una de las  cuatro basílicas romanas junto a San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo  Extramuros.

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Esta fue la primera nota  discordante en este periodo de luto y transición en la Iglesia Católica.

Para muchos católicos en EE.UU., Law sigue simbolizando a una iglesia jerárquica que protege a su clero en vez de a las jóvenes víctimas.

Pero los fieles que acudieron a la misa en su mayoría desconocían quién oficiaba la ceremonia religiosa.

Ese fue el caso de Amy, de 23 años, procedente de Michigan. “Quizá fue una  elección polémica, pero lo más importante es el espíritu de Dios”, declaró al término de la misa.

Como buena cristiana que cree en la redención de las penas con el perdón,  aseguró comprensiva que “todo el mundo comete errores”.

En la misa de ayer, Law pidió por el papa Wojtyla para que su alma “desde ahora goce del reposo eterno de los beatos”.

Los cardenales iniciaron ayer una serie de reuniones para llegar a un acuerdo sobre el perfil del sucesor de Juan Pablo II antes del inicio del cónclave del 18 de abril.

Hoy se celebra la quinta misa en la Capilla Papal, oficiada por el cardenal emérito de Río de Janeiro, Brasil, Eugenio Sales de Araujo, y luego se hará una oración en las Grutas Vaticanas ante la tumba del Pontífice, que será abierta al público mañana.