El 7 de marzo a las 10h00, saliendo de mi casa y al bajarme un momento de mi carro, salió de los montes, a mi espalda, un bandido encapuchado que apuntándome a la cabeza con un revólver en una mano y un largo cuchillo en la otra, con acento colombiano me ordenó volver al vehículo.

Se sentó atrás mío poniéndome el revólver en mi cabeza y el puñal en mi cuello. Me ordenó salir de la carretera monte adentro. Allí me amarró los pies y las manos, me amordazó, y ató (con una cuerda larga y gruesa que sacó de su mochila) por la cintura. Así pasé amarrado como animal el resto de la mañana, toda la tarde y noche, tratando desesperadamente de encontrar los nudos de las ataduras.

Al fin, al amarecer del día siguiente, logré desatarme con las uñas de mi mano izquierda, el nudo de la atadura de mi mano derecha, por lo cual logré liberarme. Salí de allí a la carretera y busqué ayuda.

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Este relato es una alerta a los turistas que van a la Playa Rosada, pues hay muchos delincuentes que operan en Montañita y en La Libertad (península de Santa Elena). También para la Policía y Marina, para que hagan batidas frecuentes.

Tengo casi 86 años de edad, artritis, diabetes y presión alta; solamente con la ayuda de Dios, me liberé de morir.

Dr. Raúl Nicolás Mejía Dueñas
Palmar