El encarnizado clásico del fútbol español  entre el Real Madrid y el FC Barcelona pocas veces despertó tantas expectativas como las del próximo domingo, cuando el equipo blanco se enfrente el líder catalán, a nueve puntos de distancia en una Liga a la que le faltan sólo ocho partidos para concluir.
 
Son varios los condimentos que enriquecen a la cita que paraliza a las principales hinchadas frente a las televisiones o colman los estadios dos veces al año.
 
El choque de trenes en esta ocasión se produce con un Barcelona en una imparable dinámica ascendente, con la Liga prácticamente en sus manos, frente a  un Real Madrid que deberá demostrar si realmente está integrado por "galácticos" y si es cierto que no se hunde ante las adversidades.
 
Desde que hace un año el Barcelona visitó el estadio blanco y se impuso, el  25 de abril del 2004 por 2-1 en la 34ª fecha, el Barcelona le sacó 15 puntos de diferencia.
 
El equipo del holandés Frank Rijkaard estaba entonces siete puntos por debajo de los madridistas, recuperó posiciones, superó al Real Madrid que  terminó cuarto en la Liga, dos puntos por debajo del equipo catalán, que accedió a Champions League de forma directa.
 
En este caso, una victoria del Real Madrid lo dejaría a seis puntos del Barcelona y podría seguir aspirando al título pero para que ello suceda, los catalanes tendrían que perder más de un partido de los restantes o empatarlos.
 
"Si se ganase está claro que las posibilidades aumentarían, pero insisto en que hay que jugar primero y luego veremos qué sucede", dijo al diario As el argentino Alfredo Di Stéfano, emblema vivo del Real Madrid y protagonista de veinte clásicos en aquellos inolvidables años cincuenta.
 
Desde el pedestal contrario, el holandés Johan Cruyff, declaró al diario Marca que "para que el Madrid gane la Liga, el Barca tiene que regalársela" porque "según avanza el partido, los cracks del Madrid bajan el nivel y son vulnerables".
 
El duelo del domingo pondrá cara a cara a los dos mejores equipos de la Liga, pero contará, además, con la novedad de ver en esta ocasión, en cada arco a los mejores guardametas de la Liga: el barcelonista Víctor Valdez (0,69 goles  por partido) y el madridista Iker Casillas (0,83 goles por partido), criados en las inferiores de ambos equipos, de 24 y 23 años respectivamente y los menos goleados junto con el portero del Atlético, el argentino Leo Franco.
 
Los dos capitanes eran duda, pero parece que cuenta con buenas probabilidades de jugar. El defensor Carles Puyol se lesionó en la selección y se está recuperando a marchas forzadas para estar en el duelo y contener a su colega adversario, el delantero punta Raúl González, quien recién comenzará a entrenarse el sábado afectado por otra lesión.
 
Los brasileños Ronaldinho y Ronaldo serán grandes protagonistas en uno y otro lado del campo. El primero, afectado de gastroenteritis no pudo entrenarse, está dando claras muestras de cansancio en los partidos, pero en cualquier momento del partido puede desarmar la defensa contraria, lo mismo que su compatriota Ronaldo, de cuyos pies se espera siempre un milagro.
 
El ex madridista camerunés Samuel Eto o intentará vengarse con goles de quienes lo despreciaron y ningunearon cuando integraba el equipo filial del Real Madrid, cediéndolo a equipos menores y finalmente vendiéndoselo al Real Mallorca.
 
Entre las ausencias, destacan las del defensor madridista, el argentino Walter Samuel, sancionado, y el barcelonista brasileño nacionalizado portugués, Deco.
 
Para el técnico brasileño del Madrid, Vanderlei Luxemburgo, su primer clásico será capital. Desde el año pasado, cuando el Barca le ganó al Madrid, pasaron por el banquillo "merengue", cuatro entrenadores: el portugués Carlos Queiroz, el español José Antonio Camacho; su segundo García Remón y finalmente Luxemburgo.