Sumidos en un gran duelo desde el sábado, los polacos se resignaron a la idea de que su adorado Papa será enterrado en Roma, pese a que muchos fieles querían que reposara en su tierra natal.

El cuerpo del papa Juan Pablo II llegó ayer a la basílica de San Pedro del Vaticano, donde se espera que entre dos a cuatro millones de fieles le darán el último adiós antes de ser enterrado el viernes en la cripta.