La escudería italiana de Fórmula Uno Ferrari, cuyos componentes habían sido recibidos en audiencia privada por el Papa Juan Pablo II en varias ocasiones, ha acogido la muerte del Pontífice con un "profundo dolor y conmoción".
 
"Ferrari acoge con profundo dolor y conmoción la noticia de la desaparición de Juan Pablo II, un Papa extraordinario que, en 1988, quiso visitar Maranello y que recientemente ha acogido con afecto y simpatía, junto al presidente (Luca Cordero) Di Montezemolo y a los pilotos, a una nutrida representación de la empresa", señala la escudería en una nota oficial.
 
El Papa Juan Pablo II recibió el pasado 17 de enero en la Ciudad del Vaticano a los integrantes de la escudería italiana de Fórmula Uno Ferrari, cuyo presidente, Luca Cordero di Montezemolo, regaló al Pontífice un modelo en miniatura de uno de los vehículos de competición del "Cavallino Rosso".
 
En la audiencia privada, que tuvo lugar en la Sala Clementina, estuvieron, además de Cordero di Montezemolo, el director general de Ferrari, el francés Jean Todt, el ingeniero Piero Lardi y los pilotos Michael Schumacher, Rubens Barrichello y Luca Badoer.
 
Durante el acto, el Papa recordó las victorias, los éxitos y los trofeos conseguidos en los últimos años por Ferrari, felicitándoles "en particular por la victoria en el último mundial".
 
Fue prácticamente la última audiencia privada concedida por Juan Pablo II a una sociedad deportiva antes de su fallecimiento esta noche en su habitación privada de la Ciudad del Vaticano.
 
En su comunicado la escudería Ferrari asimismo hace referencia a dicha audiencia, en la que "el Santo Padre subrayó la importancia del deporte en la educación de los jóvenes"
 
"Este mensaje será para nosotros un posterior estímulo para dar siempre más y hacerlo mejor", añade Ferrari.