Terri Schiavo, cuyo caso ha conmovido a Estados Unidos y enfrentado a partidarios y detractores de la eutanasia, falleció hoy en Florida, 14 días después de ser desconectada de la sonda que la mantenía viva, informó el abogado del esposo.
Schiavo, quien falleció por inanición en un hospital para enfermos terminales de Pinellas Park, al oeste de Florida, vivió 41 años, de los que quince los pasó en estado vegetativo, informó el sacerdote católico Paul ODonell, portavoz de la familia paterna de Terri a la televisión.
La mujer fue desconectada el pasado 18 de marzo de la máquina de alimentación que la mantenía con vida por orden judicial.
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Minutos antes de la muerte de Schiavo, sus padres no querían darse por vencidos en su lucha por salvarla, pese a que los tribunales han rechazado hasta ahora la solicitud para evitar que siga consumiéndose sin alimentos ni agua.
Bob y Mary Schindler, los padres de Schiavo, recurrieron sin éxito ante el Supremo de EE.UU. un fallo de una corte de apelaciones de Atlanta horas después de que ese tribunal rechazara tratar el asunto, al tiempo que pidieron nuevamente la intervención de la Asamblea Legislativa del estado de Florida.
El Tribunal Supremo se negó el miércoles a responder al llamamiento de los Schindler para que se reconecte a su hija al tubo que la alimentaba hasta el 18 de marzo pasado y no dio más detalles sobre la decisión, la sexta que emite sobre este caso.
"Nadie debe tirar la toalla porque ella sigue batallando, manténganse peleando por ella, en especial quien esté en Tallahassee (capital de Florida)", dijo el padre de Schiavo al referirse a los parlamentarios estatales.
El tribunal de Atlanta había denegado el miércoles otra apelación de los Schindler cuando su hija, de 41 años, quince de ellos en estado vegetativo, cumplía trece días sin alimentación ni fluidos.
En el dictamen, el juez Stanley Birch indicó que "si bien los miembros de su familia y el Congreso actuaron con fervor y sinceridad, ha llegado la hora del cumplimiento imparcial del deber".
Un juez estatal ordenó retirar la sonda que alimentaba a Schiavo el 18 de marzo, tras siete años de una batalla legal entre los padres y su esposo, Michael, quien alega que ella expresó su deseo de no ser mantenida con vida artificialmente.
Cuando le retiraron la sonda, los médicos dijeron que la mujer moriría entre una a dos semanas.
Sus padres han acudido a varias instancias judiciales, incluido el Tribunal Supremo del país, además de apelar a la intervención del presidente de EE.UU., George W. Bush, a su hermano Jeb, gobernador del estado de Florida, y al Congreso estadounidense.
El Legislativo y el Ejecutivo trataron de ayudar a los Schindler con la aprobación de una ley para que el caso fuera elevado ante un juez federal, pero esta iniciativa fracasó.
El Senado de Florida también intentó sancionar un marco legal y este esfuerzo tampoco prosperó, mientras que el gobernador ha dicho que no puede desconocer los dictámenes de los tribunales.
Pero ninguno de estos reveses amilanan a los padres de Schiavo, que están dispuestos a continuar su lucha para evitar que su hija muera por inanición en un centro en Pinellas Park, localidad en la costa oeste de Florida.
Bob Schindler visitó el miércoles a Schiavo y al salir declaró que algunos de los órganos de su hija continúan en funcionamiento, por lo que consideró que no era "demasiado tarde" para ayudarla.
Según los especialistas, pacientes en condiciones similares a Schiavo agotan lentamente las reservas de energía al no consumir alimentos y la falta de agua acelera el colapso de sus órganos vitales.
Ese tipo de pacientes sufre un cambio paulatino, pero progresivo, en el uso de las reservas de energía, así como en el sistema nervioso central con una disminución de sus reacciones ante los estímulos, después se les descompensa el sistema respiratorio y los riñones se ven afectados por la falta de líquidos.
El caso de Schiavo ha desatado en el país una controversia sobre el derecho a vivir o a morir y prominentes figuras políticas se han puesto del lado de los Schindler, como el reverendo Jesse Jackson, defensor de algunas causas liberales.
Jackson gestiona desde el martes en Florida con los legisladores estatales para que aprueben una ley que permita reinsertar la sonda a Schiavo. Con ese mismo fin sostuvo una reunión con el gobernador Bush.
Entretanto, manifestantes a favor del derecho a la vida de Schiavo se mantenían en las afueras del centro donde está ingresada para exigir que se le suministre, al menos, agua.
La policía ha arrestado hasta ahora a cerca de cincuenta personas que intentaron entrar en el hospital con botellas de agua o vasos de plástico con ese líquido.
Schiavo sufrió un daño cerebral en 1990 tras un ataque cardiaco a causa de una súbita bajada de potasio en su organismo causada al parecer por una estricta dieta para adelgazar.