Lo primero que impresiona al ingresar a la finca Las Pampas, en Vinces (Los Ríos), es la cantidad de mazorcas de cacao que tiene una sola planta y más llamativo todavía, es el hecho de saber que esa mata tiene 60 años de vida, cuando  lo usual es que las más jóvenes sean las más productivas.

Pero el propietario de este lugar, que cuenta con 3 hectáreas sembradas de cacao, Alexis Fuentes, afirma que este alto rendimiento lo  logró  hace unos dos años, cuando se enteró de que al dar un adecuado mantenimiento a la finca obtendría mejores rendimientos y ganancias.

La finca de Fuentes se diferencia de otras por su productividad.
Cada hectárea de cacao nacional fino de aroma le genera 35 quintales anuales, antes de las mejoras la obtención era de la mitad.

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En esta finca hay 3.384 plantas y cada una da 197 mazorcas anuales, explicó Fuentes, quien recibe asesoría de los técnicos de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao).

Ecuador es el primer exportador de cacao fino de aroma en el mundo y ese es uno de los potenciales para que  esté considerado como uno de los que serán más beneficiados con la vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC).

Aunque en los primeros dos meses del 2005, las exportaciones de cacao ecuatoriano en grano bajaron 38,2% en volumen, y 35,7% en dólares, frente a los mismos meses del 2004, las ventas de semielaborados aumentaron, informó Anecacao.

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Las exportaciones de manteca y polvo de cacao ecuatorianos crecieron en ese periodo 19,2% en volumen y 25,4%, en ingresos. Tanto el cacao en grano como los semielaborados gozan de preferencias arancelarias en Estados Unidos.

Javier Elizalde, coordinador sectorial de la Corporación para la Promoción de Exportaciones e Inversiones (Corpei), considera que los nuevos nichos de mercado se pueden aumentar para los semielaborados, gracias a las tendencias.

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En los últimos años, el uso de los semielaborados de cacao se ha diversificado para las industrias cosmética y  farmacéutica en el mundo.