El Papa Juan Pablo II, cuya enfermedad le ha impedido dejar el Vaticano, usó el viernes un enlace de video para unirse a la tradicional procesión del Vía Crucis en Roma.
 
Esta es la primera vez de su pontificado, ahora de 27 años, que el Papa no asistió a la procesión alrededor del antiguo Coliseo romano que conmemora las últimas horas de la vida de Cristo.
 
Enormes pantallas de televisión fueron colocadas afuera del Coliseo para que la congregación de fieles pudiera verlo.
 
Vestido con su tradicional sotana blanca, el Papa observó el comienzo del servicio religioso sentado en una silla en su capilla privada en el Palacio Apostólico del Vaticano.
 
Tomas de televisión mostraron al Papa desde atrás, como si estuviese viendo una transmisión en vivo del evento, que estaba previsto se extendiera por más de una hora. El Papa no habló.
 
En un mensaje a la multitud leído por el cardenal Camillo Ruini, el Papa dijo que estaba "espiritualmente con ustedes en el Coliseo, un lugar que evoca en mí tantos recuerdos y emociones".
 
Y agregó: "Ofrezco mis sufrimientos, para que así el plan de Dios se cumpla y que sus palabras se propaguen entre la gente. También estoy cerca de quienes, en este momento, son tratados por sus sufrimientos. Oro por cada uno de ellos".
 
El Pontífice, de 84 años, se recupera con dificultad de la traqueotomía a la que fue sometido el mes pasado y no estuvo presente en el día más triste del calendario cristiano, durante el cual habitualmente preside los tres principales actos.
 
En los últimos años escuchó las confesiones de los fieles en la basílica de San Pedro, presidió por la tarde el servicio de la Pasión del Señor y luego asistió a la procesión del Vía Crucis en el Coliseo de Roma.
 
La última vez que se lo vio en público desde su ventana fue el pasado miércoles y durante poco más de un minuto. Parecía demacrado, pálido y dolorido y no habló.
 
"DEBIL PERO LUCIDO"
 
El cardenal Joseph Ratzinger, jefe de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, dijo a un programa de televisión italiano que el Papa estaba físicamente débil pero lúcido.
 
"El Papa está trabajando con absoluta lucidez", dijo Ratzinger durante un programa de televisión llamado "El Calvario del Papa", que iba a ser retransmitido el viernes por la noche antes de la procesión de la Cruz.
 
"Y, dadas las pruebas físicas que Juan Pablo II está superando, esto es un regalo de Dios", dijo Ratzinger.
 
El jueves, un cardenal que sustituyó al Papa en el servicio de Jueves Santo, dijo que el Pontífice se estaba "abandonado con serenidad" a la voluntad de Dios.
 
Por primera vez, el Papa se ha visto obligado a delegar en cardenales que lo representen en las celebraciones de Semana Santa.
 
Se espera que pronuncie su bendición "Urbi et Orbi" el Domingo de Resurrección después de que su secretario de Estado, el cardenal Ángelo Sodano, presida la misa.
 
Sin embargo, sigue siendo una duda si podrá leer su tradicional mensaje y saludo en varios idiomas.