Japón conmemoró ayer el décimo aniversario del ataque con gas sarín al metro de Tokio, que causó doce muertos y afectó a más de 5.500 personas, y demostró la vulnerabilidad de este país ante el terrorismo.

Como ya es habitual cada 20 de marzo, a las 08h00, la céntrica estación de metro de Kasumigaseki, donde se produjeron más víctimas, quedó por unos minutos en silencio.