El diseñador de autos John Z. DeLorean, creador del vehículo deportivo convertido en máquina para viajar en el tiempo de los populares filmes Volver al futuro, ha muerto. Tenía 80 años.
 
DeLorean murió el sábado de complicaciones de un derrame cerebral reciente, dijo el empresario fúnebre Paul Connell.
 
DeLorean, que abandonó una carrera prometedora en Detroit, fue uno de los muy pocos empresarios estadounidenses que se atrevió a fundar una fábrica automotriz en los últimos 75 años. Casi todas desaparecieron, pero la suya se derrumbó con estrépito en medio de un escándalo de drogas.
 
Nativo de Detroit, centro de la industria automotriz, DeLorean rompió el molde del directivo empresario conservador al   abrazar el modelo de Hollywood, e impulsó a General Motors a ofrecer modelos más pequeños.
 
En GM creó en 1964 un auto potente al colocar un motor V-8 en un Pontiac Tempest, al que llamó GTO.
 
DeLorean era un astro en ascenso en GM y muchos creían que llegaría a la presidencia, pero renunció en 1973 para lanzar la DeLorean Motor Car Co. en Irlanda del Norte. Ocho años después, el DeLorean DMC-12 salió a la venta.

Algunas de sus características, como la carrocería de acero inoxidable sin pintura y las puertas tipo alas de gaviota, fueron desdeñadas por las grandes fábricas. Pero su diseño angular le granjeó el estatus de objeto de culto y el auto fue la máquina del tiempo usada por Michael J. Fox para   volver al futuro en tres filmes de los años 80.
 
La fábrica produjo apenas 8.900 autos en tres años, dijo John Truscott, directivo de la asociación de propietarios de autos DeLorean. Los grandes fabricantes venden más de un millón de vehículos por mes.
 
La empresa se derrumbó en 1983, un año después de que DeLorean fue detenido en Los Ángeles y acusado de asociación delictiva para vender cocaína por valor de 24 millones de dólares.
 
Fue absuelto de ese cargo y también de defraudar a sus inversores, pero una serie de problemas legales lo mantuvo al margen del mundo automotor.
 
En 1999, después de declararse en quiebra, dijo que quería volver a empezar, con la producción de un auto deportivo de plástico que se vendería por unos 20.000 dólares.
 
DeLorean era uno de cuatro hijos de un trabajador de Ford. Durante su carrera en General Motors, presidió la división Pontiac y luego la gran división Chevrolet.