Acabo de ver por la prensa una foto que me causó depresión, rabia e impotencia. Se trata de varios tiburones muertos, tirados en la playa con sus aletas cortadas.
Eso es una práctica que los pescadores realizan en Galápagos; les cortan las aletas a los tiburones y los devuelven al mar, aún con vida, y luego de varias horas de agonía el animal muere por desangre.
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Pero lo peor del caso es que el presidente Lucio Gutiérrez autorizó este tipo de pesca para que las aletas de tiburones puedan ser exportadas.
¿De qué sirve que en otras partes del mundo haya personas que luchen en contra de este tipo pesca para preservar a los tiburones en los mares, si en nuestro país, Ecuador, se da luz verde para contribuir con la extinción de esta especie?
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Manuel Plaza
Stamford, Connecticut, EE.UU.