España cumplía este viernes al mediodía local (11h00 GMT) cinco minutos de silencio en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 (11-M), que quitaron la vida a 191 personas e hirieron a 1.900.

Las concentraciones silenciosas, que se extenderán a lo largo de todo el día en todos los rincones de España, comenzaron a las 07h37 hora local (06h37 GMT) la misma hora en la que hace un año explotaron una decena de bombas en cuatro trenes de cercanías.
 
El silencio del amanecer sólo fue roto por el sonido de las campanas que doblaron en todas las iglesias de la región de Madrid, pese a la oposición de los familiares de los fallecidos y los heridos al considerar que su sonido "sería redundar en el grito de dolor".
 
El 11 de marzo de 2004 una decena de bombas estalló al mismo tiempo en cuatro trenes de las cercanías de Madrid y mataron a 192 personas y dejaron heridas a más de 1.500, en los peores atentados terroristas de la historia reciente de España y de Europa.
 
A la misma hora en la que se cometieron los atentados, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, guardó un minuto de silencio en la estación de Atocha, el centro neurálgico del transporte ferroviario madrileño, donde la tragedia se hizo patente una mañana como la de hoy hace un año.
 
El resto de los concejales de Madrid se dividieron en cuatro grupos para estar presentes en cada uno de los lugares donde explosionaron la bombas: Atocha, la cercana calle Téllez, y las estaciones de Santa Eugenia y El Pozo, ubicadas en dos barrios de población trabajadora.
 
A todas las estaciones acudieron espontáneamente muchos ciudadanos que volvieron a improvisar altares de homenaje y recuerdo a las víctimas con velas y flores, como ya ocurriera inmediatamente después de los atentados.

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Los empleados de los comercios del centro de la capital salieron a las  aceras, mientras autobuses y taxis se paraban allí donde estuvieran.
 
Los cinco minutos de silencio fueron convocadas por el Gobierno y la Federación de Municipios españoles y estuvieron acompañadas por la interrupción de diversos servicios de transporte y de la actividad de comercios y empresas.
 
En el célebre Paseo de la Castellana, principal arteria de la capital, los  autos estaban detenidos y sus ocupantes salieron fuera de los coches. La gente  estaba concentrada en silencio en las esquinas, o salía de sus oficinas.

En la estación de trenes de Atocha, epicentro de los atentados terroristas, en la Puerta del Sol en Madrid y en el centro de todas las ciudades españolas,  se veían las mismas e impresionantes escenas de solidaridad ciudadana.

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En el Parque del Retiro, en el corazón de Madrid, los reyes de España, Juan  Carlos y Sofía, los príncipes de Asturias, de negro riguroso, el presidente del  gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero y numerosos jefes de Estado y de  gobierno, además de responsables de organismos internacionales, inauguraron el  "Bosque de los Ausentes", un conjunto de olivos y cipreses, en homenaje a las víctimas.

Tras los cinco minutos de silencio, los soberanos se recogieron frente a  una ofrenda floral, donde se ha instalado un bosque de recuerdo a las víctimas de los atentados contra cuatro trenes. La interpretación en violoncelo de "El Cant dels ocells"  (El canto de los pájaros), de Pau Casals a cargo de Blanca Coínes, cerró el  sobrio y brevísimo acto.

Los musulmanes de Madrid y de otras ciudades españolas se sumarán también al dolor por los atentados y dedicarán sus oraciones a las víctimas y sus familiares.
 
El centro cultural del Islám en Madrid tiene previsto guardar un minuto de silencio al mediodía y ha convocado un acto de oración especial a las 14.30 hora local (13.30 GMT) en recuerdo a las víctimas.