El presidente Néstor Kirchner, líder de una pequeña ala progresista del peronismo, puso a Argentina en sintonía con otros gobiernos y fuerzas centroizquierdistas en Latinoamérica, aunque sin  instrumentar cambios de fondo.

Kirchner desplegó un paraguas político bajo el cual albergó a peronistas de diferentes sectores, caudillos provinciales populistas, centroizquierdistas y  desprendimientos de la rival socialdemócrata Unión Cívica Radical.

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El advenimiento de Kirchner a la presidencia en mayo de 2003, le permitió articularse en lo regional con Hugo Chávez en Venezuela, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, y con Tabaré Vázquez en Uruguay.

En lo interno, Kirchner irrumpió enfrentado a la política neoliberal del ex presidente Carlos Menem, de otra ala peronista, que hundió a Argentina en la peor crisis económica de su historia.

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Pese a un discurso provocador que se apoya en ideales de desarrollo autónomo, Kirchner lanzó una operación de canje de la deuda en mora, que aunque contempla una rebaja promedio del 50%, representa duros compromisos de pago que pueden sofocar la incipiente recuperación de la economía y nunca rompió ni incumplió los pagos a organismos de crédito internacional.

La pregonada recuperación de la presencia del Estado se plasmó en actos más simbólicos que operativos, como fundar una empresa  nacional de Energía Enarsa o la aerolínea Lafsa, sin proyecciones en el  mercado.

Otra característica de su gobierno es la búsqueda de castigo a los represores militares y civiles que asesinaron y torturaron durante la dictadura militar (1976-1983).

En ese marco, Kirchner pidió perdón a las víctimas de violaciones a los derechos humanos e impulsó la anulación por el senado argentino, de leyes de amnistía que libraban de responsabilidad a ex represores y que permitieron su juzgamiento.

En una sociedad hastiada de la estela de corrupción, Kirchner mantiene una imagen pública del 60% al 70% de adhesión, y pese a que no hubo viraje del peronismo a la izquierda, la sociedad  argentina encontró un alivio tras la peor crisis de su historia y en la región quebró el aislamiento.

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