El magnate japonés Yoshiaki Tsutsumi, quien a finales de los años noventa fuera considerado como el hombre más rico del mundo, fue detenido este jueves por su supuesta implicación en una serie de escándalos financieros.
 
Agentes de la fiscalía del Tribunal Provincial de Tokio arrestaron a Tsutsumi, de 70 años, a primera hora de la mañana en uno de sus hoteles de la cadena Prince, en la capital japonesa, y procedieron a registrar las instalaciones de su imperio de hostelería y transporte.
 
Sobre este hombre de negocios venido a menos, pero con importantes contactos en las altas esferas japonesas, pesan las sospechas de haber ordenado falsear informes sobre las acciones de la operadora ferroviaria Seibu Railway y de haber usado ilegalmente información privilegiada.
 
La compañía que presidía Tsutsumi admitió el pasado octubre que había ocultado el porcentaje real de los títulos en poder de los principales accionistas, entre ellos Kokudo, la empresa matriz del grupo al que pertenece Seibu.
 
En uno de los informes, el porcentaje de acciones de Kokudo ascendía al 43,16 por ciento, pero según la fiscalía era en realidad de un 63,83 por ciento, dado que muchos de los títulos aparecían suscritos por inversores individuales, pero en realidad pertenecían a Kokudo.
 
Esta maniobra, que representa una violación de la Ley de Cambio y Bolsa, hubiera supuesto para la empresa su salida inmediata de la bolsa.
 
La fiscalía del Tribunal Provincial de Tokio sospecha que estas y otras prácticas irregulares se llevaron a cabo durante más de cuarenta años.
 
Aquellas revelaciones tomaron tintes trágicos por el suicidio de dos altos ejecutivos del grupo implicados directamente con el escándalo.
 
La última de estas muertes, del ex presidente de la empresa ferroviaria Seibu Railway, Terumasa Koyanagi, de 64 años, ocurrió el pasado 19 de febrero.
 
Antes de ahorcarse, Koyanagi había admitido ante las autoridades que un ejecutivo de Kokudo le pidió que mintiera sobre la situación financiera de su empresa y sugirió que esa "orden" procedía directamente de Tsutsumi.
 
La detención del empresario nipón, que lideró la lista de los más ricos del mundo en la revista Forbes desde 1987 a 1990, produjo reacciones hasta en el Parlamento, donde se encontraba hoy el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi.
 
"Declino hacer ningún comentario sobre un caso particular, pero reconozco que he mantenido estrechas relaciones con el señor Tsutsumi", afirmó Koizumi.
 
Según la agencia Kyodo, el primer ministro nipón, que asumió su cargo en abril de 2001, acostumbraba a alojarse en los hoteles Prince no sólo en sus vacaciones, sino también en sus viajes de trabajo.
 
La prensa japonesa liga al magnate, que heredó el imperio de su padre Yasuhiro en 1964, con altos directivos del gubernamental Partido Liberal Demócrata (PLD).
 
Este partido se ha encontrado en numerosas ocasiones en el ojo del huracán de escándalos políticos, debido a las oscuras vinculaciones de algunos de sus miembros con la elite empresarial de Japón.
 
Algunos diputados del PLD ya han indicado que la detención del empresario tendrá un impacto en los círculos políticos debido precisamente a esa tupida red de "relaciones peligrosas" que creó Tsutsumi.
 
Su fortuna se llegó a valorar en 20.000 millones de dólares en 1987, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria en Japón, pero ahora se calcula en 3.000 millones.
 
Tsutsumi dimitió de todos sus cargos empresariales en octubre pasado, a raíz de las revelaciones, e incluso de la Presidencia de honor del Comité Olímpico japonés, puesto que le facilitó una estrecha relación con el anterior presidente del COI, Juan Antonio Samaranch.
 
Sin embargo, tal y como recordaron este jueves los medios de prensa nipones, la retirada de Tsutsumi fue más aparente que real, pues todo indica que seguía manejando los hilos de algunas de las más destacadas empresas de su imperio de antaño.