Ante la dificultad de entender la “política al estilo ecuatoriano” he tenido que acudir al diccionario Larousse ilustrado, y logrado entender los insultos individuales, aplicables a nuestra realidad:

“Oligarca: Individuo que forma parte de una oligarquía o es partidario de una”.
- “Oligarquía: Gobierno ejercido exclusivamente por algunas familias poderosas. La oligarquía reemplazó en Atenas a la monarquía primitiva. Fig. Conjunto de negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio”.
- “Golpista: Adj. Que lleva a cabo un golpe de Estado o que está a favor de él”.
- “Insurrecto: Adj. Rebelde, sublevado”.
- “Descastado: Que no corresponde al cariño y a la amistad que se le brinda”.

Con estas definiciones académicas, ¿qué podemos esperar de nuestros líderes, y qué debemos hacer? Sencillamente, reunir capitales medianos y pequeños, crear empresas y producir; producir hasta crecer y competir con las oligarquías, no con insultos, sí con trabajo, honradez, capacitación permanente, planificación estratégica y participación de todos los cerebros ecuatorianos.

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Los insurrectos están capacitados para trotar, marchar; a veces logran el poder, pero no están preparados y buscan aliados como sea. No tienen consistencia en sus ideas y pasan a la historia como roedores del orden legal.

Eco. Laura de Espinoza
Guayaquil