El presidente de EE.UU., George W. Bush, afirmó ayer que las tropas de su país desempeñarán cada vez más un  “rol de apoyo” a las incipientes fuerzas de seguridad iraquíes, pero rehusó establecer un cronograma específico de retirada militar.

“Finalmente, los iraquíes deben ser capaces de defender su propio país y nosotros ayudaremos a esa orgullosa nueva nación a defender su libertad”, afirmó en su discurso  anual ante el Congreso sobre el estado de la Unión.

Bush señaló que “está al alcance de la mano” el objetivo de que israelíes y palestinos vivan en paz en sus respectivos estados, y acusó a Damasco y Teherán de estar vinculados al terrorismo.

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Llamó a Arabia Saudita y a Egipto a realizar reformas democráticas, en el marco de los esfuerzos “para promover la paz y la estabilidad en el gran Medio Oriente”.
El mandatario reclamó al Congreso que apruebe su polémica propuesta de reforma  migratoria para terminar con el “caos en la frontera” con México y llenar  vacantes laborales que los estadounidenses no quieren ocupar.

A nivel doméstico, dijo que apoya una enmienda constitucional que prohíba  el matrimonio entre homosexuales y prometió trabajar intensamente con el Congreso para defender su propuesta de privatizar parcialmente el sistema de seguridad social.