Cristóbal Martínez tiene 31 años, es oriundo de Machala y llegó a la Cordillera del Cóndor el 20 de enero de 1995, como parte del Batallón de Selva Nº 62 Zamora.
De su memoria no se han ido el sonido de las balas, la incomodidad de la trinchera y el recuerdo de la explosión de una mina antipersonal que le destrozó el pie izquierdo, la mañana del 4 de febrero de ese mismo año.
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Aquel día ingresó a un campo minado para rescatar a un compañero herido por la activación de un explosivo. Ahí, el entonces cabo primero activó otra mina.
Llegó al conflicto cuando tenía 21 años; llevaba cuatro años en el Ejército y fue trasladado desde Quito, donde se encontraba en un curso de ascenso.
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Explica que luego de la explosión de la mina antipersonal su pelotón lo trasladó a un campo abierto desde donde un helicóptero lo sacó a Zamora y luego al Hospital Militar de Quito.
De los casi quince días que estuvo en la cordillera, Martínez indica que lo que pasa por la mente de los soldados es cumplir con su deber. Luego de 9 años del conflicto, en septiembre del 2004, el sargento Martínez se graduó de ingeniero comercial en la Escuela Politécnica del Ejército; tiene una tecnología en sistemas informáticos y ocupa un cargo administrativo en la rama armada.