A las 09h30 del 10 de febrero de 1995, el día estaba claro en Tiwintza y parte del valle del Cenepa. Los combates arreciaban, día y noche, entre los ejércitos ecuatoriano y peruano. El primero defendía sus posiciones y el otro quería desalojarlo. En todo el Ecuador, la población repetía el grito: Ni un paso atrás.