En el 2004, Solca registró 562 casos. El 95% de las pacientes presenta el virus del papiloma humano.

A sus 26 años, Perla Moreira tiene una lesión precancerosa en el cuello del útero, de la que fue operada hace dos semanas en el área de Colposcopía de Solca (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer).

En octubre del año pasado se hizo un papanicolau porque “me dolía el vientre y cuando tenía relaciones sexuales con mi esposo sangraba”, dice Moreira,  quien es madre de tres hijos.

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Luego se sometió a una colposcopía (examen del útero que se realiza con un microscopio) y le practicaron una biopsia.

Después de la cirugía menor, que su médico le practicó en el consultorio, no guardó  reposo, por lo que se le presentó una hemorragia.

Moreira es una de las 800 mujeres que presentaron lesiones malignas y premalignas (cáncer y precáncer) de cuello uterino, de las 84 mil que, en el 2004, se hicieron un papanicolau en Solca, según la Dra. Elizabeth Morán Marussich, jefa de Citología de este  hospital oncológico.

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En el 2003, en el Instituto Oncológico Nacional Dr. Juan Tanca Marengo (conocido como Solca) se reportaron 546 casos de la enfermedad. El año anterior se presentaron 562 nuevas pacientes.

El cirujano Jaime Sánchez, jefe del servicio de Ginecología Oncológica de Solca, señala que en el Ecuador “de 100 mil mujeres sanas, entre 40 y 60 presentan cáncer de útero. Y en la ciudad de Guayaquil la proporción es de 55 casos en 100 mil personas sanas, tasa que tiene a Solca como referente”.

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El ginecólogo, oncólogo, colposcopista Romel Ramírez añade que en el país, de cien mujeres con cáncer, aproximadamente el 50% registra el de cuello de útero (carcinoma de cérvix).

En cuanto a las causas, Morán indica que en el 75% de los 800 casos de cáncer y precáncer uterino detectados el año pasado en Solca, se encontró el virus del papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés), que es de transmisión sexual.

Pero añade que, según la estadística internacional, “el HPV  es el precursor del 90 al 95% de las lesiones malignas y premalignas del cuello del útero”.

Ramírez coincide con Morán y señala que por este motivo, “el carcinoma de cuello de útero se considera un cáncer de transmisión sexual”.

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En cambio, Sánchez, si bien reconoce que el virus del papiloma humano “es prácticamente una epidemia en nuestro medio, con un porcentaje notoriamente elevado en la población femenina, no se ha probado una relación causa-efecto entre el virus y la enfermedad”.

En los que sí coinciden los tres expertos es en que a este mal se lo conoce como “el cáncer de la pobreza”, porque se presenta mucho en mujeres que viven en las zonas rurales, quienes nunca en su vida se han hecho un papanicolau.

En las mujeres de entre 40 y 45 años el mal se presenta con más frecuencia.

Aunque “todas las mujeres son susceptibles de padecer este tipo de cáncer, sobre todo las que tienen una vida sexual activa. Especialmente las que empezaron a tener sexo antes de los 18 años, con embarazos a esa edad, cuando todavía no se ha alcanzado la madurez anátomo-fisiológica del tracto genital inferior (cuello, vagina, vulva y región perional)”, según Sánchez.

Tratamiento
Este tipo de cáncer se presenta como una lesión y también a través de tumores.

En el caso de lesiones premalignas, “incluido el cáncer in situ (superficial)”, se procede a extirpar  el cono del cuello del útero (conización). “Esto funciona en casi el 90% de las pacientes”, sostiene Sánchez.

Las histerectomías (extirpación del útero) y la radioterapia son otras opciones, añade el médico.