Un cohete alcanzó esté sábado la embajada de Estados  Unidos en Bagdad, provocando la muerte de dos estadounidenses y heridas en  otros cuatro, informó una fuente de la embajada.

 "Un único artefacto alcanzó el anexo de la embajada. Hay dos muertos y  cuatro heridos". Todos son estadounidenses", dijo la fuente. 
 
No era del todo claro si se trataba de un cohete o de un mortero, o si  había alcanzado en parte la embajada, emplazada en un antiguo palacio de Saddam  Hussein.

Más temprano, este mismo sábado, un atacante suicida hizo estallar explosivos que llevaba amarrados a su cuerpo frente a una jefatura policial en una población curda cercana a la frontera con Irán, matando a ocho personas en vísperas de las elecciones nacionales del domingo, dijeron funcionarios iraquíes y estadounidenses. Por otra parte, insurgentes destruyeron con explosivos centros de votación en al menos siete ciudades. 
 
Fuego de ametralladoras pesadas estremecieron a mediodía distritos centrales de Bagdad, y se escucharon varias detonaciones fuertes en la tarde en el casco urbano. Cazas estadounidenses sobrevolaron la capital iraquí en una demostración de fuerza. 
 
Policías iraquíes y soldados establecieron puestos de control a través de calles en que circulaba escaso tráfico. 
 
Siete soldados estadounidenses murieron el viernes en el área de Bagdad, entre ellos dos pilotos que fallecieron al estrellarse su helicóptero, un Kiowa Warrior. 
 
Al oeste de la capital, en el bastión insurgente de Ramadi, fueron hallados el sábado en una calle los cadáveres de cinco iraquíes, con sus manos atadas a la espalda. Uno de los cadáveres había sido decapitado. Militantes acusaron a los asesinados de haber colaborado con los estadounidenses. 
 
Los extremistas sunis han advertido a los iraquíes que no participen en los comicios del domingo, amenazando con   regar las calles de sangre. Los iraquíes elegirán una Asamblea Nacional de 275 miembros y concejos municipales en 18 provincias. 
 
Se informó de ataques contra centros de votación en al menos siete ciudades, desde Dohuk, en el extremo norte de Iraq, hasta Bagdad, en el centro, y Basora, en el sur. 
 
Fuerzas iraquíes y norteamericanas han impuesto estrictas medidas de seguridad, entre ellas el cierre de las fronteras del país, la clausura del aeropuerto internacional de Bagdad, la ampliación de las horas de toque de queda y la restricción de la circulación de vehículos privados. 
 
Sin embargo, en Basora, la segunda ciudad más grande de Iraq, centenares de uniformes de la policía desaparecieron y podrían estar en manos de los insurgentes. Esos uniformes permitirían a los rebeldes pasar a través de los puestos de control, según un informe de medios de prensa británicos. 
 
El ataque suicida ocurrió en Janaquin, a 110 kilómetros al noreste de Bagdad, cerca de la frontera con Irán. El coronel de la policía Mohamed al-Janaquini dijo que el hombre que realizó el atentado suicida tenía un cinturón con explosivos que hizo detonar entre una base militar norteamericana y un juzgado.