La secretaria de Estado norteamericana designada Condoleezza Rica prometió este martes una política exterior que priorice la diplomacia y basada en la defensa de la democracia, sin concesiones con los "puestos de avanzada de la tiranía en el mundo" como Cuba.
 
"Nuestra interacción con el resto del mundo debe ser una conversación, no un monólogo", dijo Rice en su discurso de apertura en la audiencia de  confirmación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
 
Sus afirmaciones se producen luego de las duras críticas recibidas durante el primer mandato de George W. Bush por lo que muchos consideraron un  tratamiento unilateral de asuntos cruciales del mundo, desde el medio ambiente  a la guerra en Iraq.
 
Rice, actualmente Consejera de Seguridad Nacional de Casa Blanca, no se disculpó por la invasión para derrocar a Saddam Hussein afirmando que las políticas estadounidenses luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron "difíciles, necesarias y correctas".
 
En la audiencia que se inició a las 09h00 hora local (14h00 GMT), se esperaba  que la funcionaria recibiera una complicada lista de preguntas referidas tanto a las muertes diarias de soldados estadounidenses en Iraq como al fracaso en el hallazgo de armas de destrucción masiva.
 
Más allá del interrogatorio, su confirmación como sucesora de Colin Powell  -que frecuentemente chocó con los funcionarios de línea dura de la administración Bush- no parecía en duda.
 
En su discurso Rice afirmó que la democracia se extiende en todo el mundo,  pero nombró a Bielorrusia, Irán, Cuba, Birmania, Corea del Norte y Zimbabue como "puestos de avanzada de la tiranía", una fórmula que recordó al célebre "eje del mal" en el que Bush incluyó a Irán, Corea del Norte e Irak, en tiempos  de Saddam Hussein.
 
Respecto a Cuba, se declaró "profundamente preocupada" por la "estrecha  asociación" entre el presidente venezolano Hugo Chávez, y su homólogo cubano, Fidel Castro.
 
"Estados Unidos está al lado de los pueblos oprimidos de cada continente",  afirmó Rice. "No nos cansamos de repetir que una persona viviendo en una `sociedad del miedo´ no puede ser libre".
 
Al referirse a los aliados de Estados Unidos en Europa y Asia, la  funcionaria insistió: "debemos mantenernos unidos en insistir que Irán y Corea  del Norte deben abandonar sus ambiciones nucleares y elegir en cambio la senda  de la paz".
 
Con una fuerte amenaza de caos amenazando las elecciones del 30 de enero en  Irak, Rice se refirió a los comicios en ese país como "el próximo paso de una  transición hacia una completa y genuina democracia" y convocó a todos los  iraquíes a tomar parte en el proceso.
 
"Todos los iraquíes, cualquiera sea su fe y etnia, desde chiítas a sunitas,  deben construir juntos un futuro común. La elección a fines de este mes será un  primer paso importante", consideró.
 
Rice, de 50 años, y experta en las relaciones entre Washington y Moscú,  advirtió a Rusia acerca del riesgo de ver debilitada su democracia, un aspecto  de creciente preocupación en la Casa Blanca a partir de los choques con el  Kremlin sobre asuntos como la reciente crisis por las elecciones en Ucrania.
 
"Como lo hemos hecho, continuaremos promoviendo la democracia, y dejaremos  en claro que la protección de las instituciones democráticas en Rusia es vital  para las futuras relaciones ruso-estadounidenses", afirmó.
 
Cuatro años después que Bush asumió considerando a China como "un  competidor estratégico", Rice dijo que busca "una relación franca, cooperativa  y constructiva" con China que abarque intereses comunes de los dos países "pero  que también reconozca nuestra considerable diferencia de valores".
 
En relación al conflicto en Medio Oriente, Rice dijo en el Senado que ve un  crucial "momento de oportunidades" para poner fin a los enfrentamientos entre  israelíes y palestinos y prometió hacer todo lo necesario para eso, aunque  destacó que depende de las dos partes dar lugar a la paz.
 
Rice pareció interesada en buscar suavizar la imagen "con nosotros o contra  nosotros" construida por la gestión Bush tras las guerras en Afganistán e Irak,  que causó profundas críticas de aliados tradicionales de Estados Unidos y de la  opinión pública internacional.