Ahora hay gran cantidad de deportistas élite porque existe una mayor apertura en todos los deportes. Si pensamos que hace 20 años los Juegos Panamericanos eran los únicos que había, ahora la diferencia es que existen panamericanos en todas las disciplinas. Eso abre una expectativa mucho mayor y obliga a que los atletas se preparen más.
Anteriormente, llegar a esos juegos era difícil y Ecuador asistía con delegaciones reducidas. Participé en los que se realizaron en Puerto Rico (1979) y apenas fuimos de tenis, vela, natación, judo y boxeo, pero eran atletas puntuales. Ahora el deporte élite ha evolucionado mucho en el Ecuador, porque ha progresado en el mundo. El deporte es una profesión y el atleta debe ser remunerado.

Problemas siempre han existido. Hace 30 años yo era un jugador juvenil con aspiraciones de seguir progresando y en esa época no había apoyo del Comité Olímpico, de la Federación Ecuatoriana ni de la Federación Provincial. No iba más allá de los torneos que organizaban.
Nos regalaban un tarro de bolas o una medalla. Todo el apoyo que recibí, al principio de mi carrera, vino del Guayaquil Tenis Club. 
Cuando ibas a un Sudamericano o un Bolivariano era una pesadilla.
Estabas con la maleta lista y debías esperar si te embarcaban o no. Me imagino que se da porque quieren mantener su hegemonía. 

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Sí, pero un caso patético es el que le sucedió a Estefanía Balda. Tuvo que regresarse de una gira que había comenzado por falta de fondos. ¿Quién tiene que apoyarla? ¿La Fedeguayas, la ecuatoriana de tenis o el COE? De una cosa estoy seguro: ninguno de los tres lo hizo. Estoy hablando de una deportista de élite.

A los jugadores y a los padres de familia. El tenis a nivel nacional está sufriendo por estos problemas. No me interesa tener una Asociación o un Comité, deseo alguien que me represente como deportista.

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Tienen que sentarse y ponerse de acuerdo y quien sirva como mediador no debe dejarlos salir hasta que no hayan solucionado el problema. Nosotros no entendemos nada. En este país estamos acostumbrados a hacer aclaraciones vía periódico y nunca se ponen frente a frente. Dos días antes hablan bien entre sí, pero no son capaces de sentarse a discutir con un panel de periodistas o dirigentes especializados. Esto no va a tomar un día, dos o tres semanas. Llevará un tiempo, pero se debe empezar. La única forma de salir de este embrollo es tal como empezó: hablando. Esto debe haber empezado en alguna mesa redonda; luego que finalizó, cada uno empezó a  disparar por su lado por algún ánimo tocado y por defender su poder.

Primero un dirigente merece ser quien desee hacer ese apostolado, sin pensar que lo va a catapultar a algo. Conozco a muchos y sé de lo que son capaces, la mayoría ha sido deportista y deben sentarse a dialogar.