Yossi Beilin es uno de los principales pacifistas de Israel. Fue arquitecto de los Acuerdos de Oslo e iniciador del Acuerdo de Ginebra. Ahora es presidente del partido Yahad. El artículo que publicamos fue escrito antes de las elecciones para presidente de la Autoridad Palestina que se realizaron el domingo pasado.

Los resultados de la elección el domingo para presidente de la Autoridad Palestina no serán sorpresa para nadie. Mahmoud Abbas (Abu Mazen) será elegido y el Dr. Mustafa Barghouti terminará en segundo lugar, por un gran margen.

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Aun así serán las primeras elecciones democráticas en el mundo árabe: por primera vez, el dirigente de un pueblo no está siendo seleccionado por ser parte de una dinastía, ni por un referendo en el cual sería candidato único, sino como resultado de una campaña electoral llena de suspenso en la cual los diversos candidatos presentaron sus plataformas y lucharon por ellas hasta el final.

Abu Mazen es el sucesor natural de Yasser Arafat. Por muchos años, Abu Mazen fue el segundo de a bordo de Arafat en la OLP. Fue Abu Mazen quien encabezó los Acuerdos de Oslo del lado palestino, y los firmó en el patio de la Casa Blanca el 13 de septiembre de 1993.

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Sin embargo, sería difícil encontrar a alguien más diferente de Arafat. No es un líder carismático o apasionado, no intenta imitar el atuendo militar de Fidel Castro ni sus discursos prolongados, y es el primer líder palestino que ha hablado en contra de la intifada armada, lo que hizo cuando menos desde el año 2000.

Es un hombre tranquilo con el que es posible entrevistarse, no ansía el poder y es capaz de escuchar a otros, e incluso de ser persuadido.

A pesar de su falta de carisma, Abu Mazen asumirá el liderazgo de la Autoridad Palestina acompañado por la legitimidad que adquirió como uno de los “padres fundadores” de la OLP en Qatar. Adicionalmente, es bien visto por la administración estadounidense, hay amplia disposición europea para asistirle y disposición israelí para conducir un diálogo con él, y es considerado favorablemente por Egipto y el mundo árabe.

Nunca antes ha tenido el pueblo palestino un líder así: ni en la época de Mufti Hajj Amin al-Husseini, ni en los días de Ahmed Shukeiri y ni durante la época de Arafat. Después de la elección de Abu Mazen, una rara oportunidad se presentará para que el proceso de paz israelí-palestino avance.

¿Se realizará esta oportunidad? Es difícil decirlo. Abu Mazen estará a la cabeza de un sistema seriamente debilitado cuya infraestructura casi ha sido totalmente destruida en el curso de los últimos cuatro años. Se requerirá que inmediatamente rehabilite y una a las fuerzas de seguridad palestinas, y que encuentre la manera de detener las acciones violentas de los Hamas y la Yihad islámica.

Si la violencia no cesa, será muy difícil para él dirigir a su pueblo. El cese al fuego pudiera crearse combatiendo a los elementos islámicos extremistas o llegando a un acuerdo con ellos. El acuerdo pudiera producirse a un alto costo, porque significará compartir el poder. La batalla pudiera ser muy difícil, porque las fuerzas policiacas palestinas no tienen el permiso israelí para utilizar armas debido a que la anarquía en los territorios es severa, y nadie sabe si las fuerzas obedecerán al nuevo líder.

En el futuro próximo, Abu Mazen estará caminando por la cuerda floja entre un intento por llegar a un acuerdo que no sea demasiado costoso desde su posición y una lucha violenta.

Por ello los poderes exteriores tienen un papel tan importante. Entre más sientan los palestinos que con la paz pueden disfrutar de una vida mejor y desarrollar su economía, mas se darán cuenta de que el retiro unilateral de Gaza es apenas el principio de un proceso de negociación entre Israel y los palestinos que culminará en un acuerdo para el estatus permanente en línea con el plan de la administración Clinton, la visión de George Bush y el Acuerdo de Ginebra. De esta manera, aumentarán las oportunidades para que las fuerzas extremistas sean asimiladas y no presenten un obstáculo para Abu Mazen.

La administración Bush y el gobierno de Sharón, ambos en su segundo periodo, tendrán que hacer grandes esfuerzos para asistir a los elementos pragmáticos dentro de la Autoridad Palestina. Si confinan sus papeles al de observadores y permanecen en las líneas, la revolución histórica que ha ocurrido del lado palestino no generará nada más que una ronda de aplausos por ser un bonito ejemplo de un proceso democrático con un líder prudente y responsable. Y después, desafortunadamente, este proceso caerá en manos de los extremistas, los fanáticos, los sedientos de venganza y los violentos.