Para la empresaria,  la dolarización generó estabilidad, pero no se le puede exigir –dice– que arregle los problemas  políticos que estancan al país. El analista, en cambio, sigue pensando que una salida ordenada de la dolarización sería beneficiosa y advierte que es la coyuntura la que genera una aparente estabilidad.

Aunque no se han dado los cambios previstos en las leyes para  afianzar la dolarización, Joyce de Ginatta, dirigente empresarial que lideró la idea de entrar a este esquema, está satisfecha con “el éxito” y la estabilidad que ella le atribuye a la moneda.

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Lo único negativo lo ven –a su criterio– los ineficientes.

Pregunta: ¿En cinco años de dolarización, qué ha conseguido el país?

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Respuesta: Eliminar la incertidumbre monetaria,  bajar la inflación a dígitos inferiores a los de Estados Unidos,  que la clase media puede usar  actitudes del primer mundo: comprar y vender a plazo. El país ha crecido, no lo suficiente, pero no es por cuestiones de la dolarización, sino por los problemas políticos. Hemos pasado tres crisis políticas y la dolarización ha sido como un blindaje a la parte económica. Se han aumentado las exportaciones con valor agregado y de servicios.

P:  Las importaciones son las que casi se han triplicado.
R: Pero eso está muy bien, porque la dolarización ha priorizado al consumidor. No tenemos por qué pagar las ineficiencias de las empresas y pagar el doble por un producto.

P: Se habla de estabilidad,  pero en ello ha contribuido el precio del  petróleo y también las remesas. ¿De dónde saldrán los dólares cuando pase la buena racha?
R: No podemos pensar qué va a pasar cuando nos muramos, qué va a pasar si mañana  nos viene un terremoto... Ecuador tiene la fortaleza de que siempre hemos tenido un producto líder. Pero, no podemos seguir dependiendo del banano, del banano y del banano. La dolarización nos ha ayudado a ver que lo que estábamos haciendo no era lo correcto y tenemos que corregir.

P:  Al inicio de la dolarización se plantearon reformas que no se han dado.  Usted tiene un año como presidenta del Consejo de Competitividad, ¿qué ha logrado para afianzar  el sistema?
R: El tema de la dolarización no tiene nada que ver porque ya es un éxito y  no hay nada más qué hacer. Ahora le apuesto a las provincias (con la Agenda Interna para mejorar la competitividad),  porque yo pienso que es caso perdido depender de un Congreso con una sociedad civil dormida.

P:  Y  ¿es sostenible la dolarización sin hacer nada de fondo?
R: El dólar permite tener estabilidad monetaria,  certidumbre para poder proyectar  y ver dónde se puede  mejorar  una empresa. Lo que se necesita hacer es no depender de que alguien ‘nos dé haciendo las cosas’; sino –por ejemplo– en el caso agropecuario, que cada sector corrija sus siembras, sus semillas... El Ecuador debe dejar de quejarse  y comenzar a corregir las distorsiones.

La dolarización cumplió con lo que se esperaba, lo único que no puede hacer es corregir la perversidad política que es la que realmente tiene atrancado al Ecuador.

Alberto Acosta

Detractor de la dolarización, Alberto Acosta sigue pensando –tras cinco años de vigencia del nuevo esquema– que el país debe buscar una salida ordenada hacia otro sistema que le permita recuperar “algo de soberanía monetaria”.

Está convencido de que la dolarización es insostenible y asegura que la estabilidad, aparente, es resultado de los buenos precios del petróleo y las remesas de los migrantes.

Pregunta:  ¿Aún existen argumentos para oponerse a la dolarización?

Respuesta:  A despecho de quienes creen que la dolarización ha sido un éxito, hay otros factores que han permitido que la economía ecuatoriana se encuentre, aparentemente, en una fase de estabilización. Esos factores, ajenos a la dolarización, son: altos precios del petróleo, cuantiosas remesas de los migrantes, el crecimiento de los EE.UU., bajas tasas de interés en el mercado internacional, narcodólares y la devaluación de esa moneda.

Cinco años para reducir la inflación a un dígito es un fracaso porque, en ese lapso, el nivel de precios y de costos subió a niveles elevados. Si se mira la evolución de las tasas de interés en términos reales, no han dejado de subir. La reactivación productiva no se ha dado.

P: ¿Es la dolarización la causante de todos los males?
R: No todos los problemas se deben a la dolarización, pero esta no fue la gran panacea. Hace cinco años, había enorme inseguridad y desconfianza; la dolarización apareció como la tabla de salvación. Sin embargo, en lo político fue un fracaso porque no salvó a Mahuad. En lo económico, las cosas no mejoraron sustancialmente. Y en lo social, tampoco.

P: ¿No hubiese sido peor para el país si todo quedaba igual?
R: Llegamos a la dolarización desplegando las banderas del terrorismo económico; tenemos que asumirla, decían, porque estamos en proceso hiperinflacionario. Ahora, el terrorismo sirve para decirnos: si nos salimos de la dolarización, caemos al precipicio. Hay problemas de los que la dolarización no es culpable.

P: ¿Cuáles?
R: El manejo de la deuda externa; la desesperación del gobierno de Gustavo Noboa nos llevó a un proceso de canje inconveniente porque no se sabía que vendría el boom de los precios del petróleo.

P: ¿Rescata algún aporte de la dolarización?
R: Pudo ser beneficiosa en el hecho de que ya no hemos tenido la incertidumbre de la devaluación; pero para ello hemos sacrificado parte del aparato productivo.

P: ¿No encontrar nada positivo en la dolarización no es tan criticable como decir que fue la tabla de salvación?
R: Creo que, en enero del 2000, no se debieron congelar las posibilidades de ajustar el manejo cambiario. Tenemos una economía que apuesta a los bienes primarios y el sector servicios; no conozco de ninguna que se haya desarrollado así. Salir de la dolarización sería un paso para recuperar soberanía económica.

P: ¿Y regresar a la incertidumbre de la devaluación?
R: Tengo terror cuando oigo la palabra regresar. Hay que hacer de esto un ejercicio colectivo de aprendizaje.

LA CRISIS PREVIA A LA DOLARIZACIÓN
$ 215 millones faltan por devolver a los acreedores de la banca cerrada, en manos de la AGD y de Filanbanco. Entre 1998 y 1999 cayeron 16 entidades. En el 2001, Filanbanco.
 
CONGELAMIENTO
El 11 de marzo de 1999 el presidente Jamil  Mahuad decreta el congelamiento parcial de depósitos. Unos  $ 4 mil millones (a 9.971 sucres por dólar) quedaron congelados en la banca nacional y la off-shore.

CONVULSIÓN SOCIAL
El país se convulsiona en 1999 con paralizaciones a raíz del feriado bancario, la escalada del dólar, el aumento en el precio de los combustibles y las medidas económicas adoptadas por el Gobierno por la crisis financiera.

EL BALANCE
El 31 de diciembre de 1999, Ecuador cierra con una inflación anual del 61%, la más alta de la última década, y una devaluación de su moneda, el sucre, del 197% frente al dólar estadounidense.

LA MONEDA
En enero del 2000, cuando el dólar alcanza los 25.440 sucres, Mahuad decreta la dolarización. En ese entonces su popularidad se ubicaba en el 7% y el 21 fue derrocado del poder. El dólar entró de lleno, en 8 meses.